Jaime Castrillo, Sergio Samitier y Fernando Barceló van a disputar el Giro Ciclistico della Valle d’Aosta. Una de las pruebas por etapas más duras e importantes del calendario amateur europeo. Se celebra entre los días 12 y 16.
Con el verano llega la hora de salir por Europa, y no precisamente de vacaciones. El destino es la Italia noroccidental, concretamente el afamado Valle d’Aosta, célebre enclave alpino de altas cumbres y territorio fronterizo con las vecinas Suiza y Francia. Hasta allí viajan las tres principales joyas del ciclismo altoaragonés sub 23 para batirse con lo más granado del pelotón internacional. Castrillo, Samitier y Barceló serán las punta de lanza de sus respectivos equipos en una cita, que si la suerte les acompaña, tiene que servir para mostrar al otro lado del Pirineo todo el potencial que atesora esta hornada de jóvenes ciclistas.
Para nuestro particular tridente, estar arriba en una prueba como el Giro Ciclistico della Valle d’Aosta va a resultar realmente complicado, no por ello imposible. Primero por el altísimo nivel del que van a estar rodeados. Equipos de primer nivel, con filiales World Tour como BMC, Lotto-Soudal, Dimension Data y Astana. A ellos hay que sumar las selecciones nacionales de Dinamarca y Rusia, más toda la caballería de equipos italianos que cuentan con el aliciente de competir en casa. Pero convendría no asustarse, algunos de estos grandes rivales ya han sido derrotados por los nuestros. Algo que bien saben, por ejemplo, en las filas del Colpack. Y otros casi, como el todopoderoso Lotto-Soudal que se marchó de Navarra con el susto en el cuerpo.
En segundo lugar hay que resaltar el exigente recorrido que cada año presenta este pequeño Giro. Se trata de una competición orientada hacia los escaladores, con un prólogo inicial corto, de tan sólo 8 kilómetros pero que pica constantemente hacia arriba. De ahí en adelante cuatro días con finales todos ellos en alto. El festival alpino comenzará en Scalaro, para seguir al día siguiente en Les Combes d’Introd, punto final de una etapa rompepiernas. En el cuarto día de competición asomará la etapa reina, con un final de infarto, tras 170 kilómetros, gracias a un encadenado de tres primeras como son Champremier, Panthaléon y el final en los 2.000 metros de altitud de Cervinia. Por si la general aún no ha saltado por los aires con tanto puerto, el Giro d’Aosta termina en otro puerto, el Valgrisenche.
Sin duda un gran reto el que tienen ante sí nuestros jóvenes. En España, por desgracia, no hay una competición que se le parezca, ni tan siquiera de un sólo día. Esto en un principio puede jugar en contra de los oscenses, pero ante un desafío similar, en la Vuelta a Asturias, Fernando Barceló ya demostró de lo que es capaz. Jaime Castrillo viene de adjudicarse el nacional de contrarreloj, por no hablar de la expléndida temporada que está firmando Sergio Samitier, entonces, ¿quién dijo miedo?