En la noche del jueves, el Real Zaragoza dejó pasar otro de los trenes con dirección a la permanencia. Aun con todo, más triste acabó siendo la imagen que dio el club ante el fallecimiento de su abonado número uno, Emilio Moliner. Silencio absoluto, y no precisamente de respeto.
El duelo contra el Cartagena estaba marcado en rojo en el calendario varias jornadas atrás como un partido trascendental de cara a huir de la quema del descenso. El escenario, La Romareda, y el rival, el penúltimo de la tabla, dibujaban un contexto difícilmente mejorable para que el conjunto de Juan Ignacio Martínez diera un golpe sobre la mesa. No obstante, el vértigo a ganar y el pánico a perder se apoderaron de un atemorizado Real Zaragoza inmerso en una espiral de decepciones y sinsabores. El empate a nada fue un reflejo cristalino de dos equipos incapaces de desprenderse de los fantasmas que les persiguen durante toda la temporada.
Francés por Jair para que nada cambie en el Real Zaragoza
La gran y única duda existente en la previa del partido enfocaba al centro de la zaga. Peybernes, del agrado del JIM, repitió por tercera vez consecutiva titularidad en detrimento, esta vez, del que parecía insustituible hace a penas unos días: Jair Amador. Francés volvió al centro de la zaga, tras dos partidos en blanco, junto al defensor de Toulouse; una pareja de centrales inédita en la era JIM.
Con el cambio de cromos en la defensa, el Real Zaragoza saltó al verde de La Romareda con la guardia pretoriana de JIM de las últimas semanas enmarcada en un 4-1-4-1: Chavarría y Vigaray en los laterales; Eguaras, Francho y Zapater en la medular; Narváez y Bermejo tirados a banda; y el fichaje estrella del mercado de invierno, Alegría, en punta. El técnico alicantino del Zaragoza se mantuvo firme en su propuesta de juego habitual, a pesar de la espesura creativa de la que adolece el equipo y de la falta de profundidad.
Los cartageneros por su parte alinearon un 4-4-1-1 obviando al perenne goleador Rubén Castro y al ex del Huesca Álex Gallar, dos de los jugadores con más calidad de renombre de la plantilla murciana.
La profundidad de los interiores del Real Zaragoza
Este Real Zaragoza carece de muchas cosas. Una de ellas, la profundidad de sus atacantes. Sin extremos puros en la plantilla salvo los desterrados Larrazábal y Zannimachia, JIM ha tenido que otorgar la capacidad de sorpresa a jugadores con otras responsabilidades en el campo. En este sentido, la presencia conjunta de Zapater y de Francho acompañando a Eguaras se entiende como una herramienta de corte más ofensivo que defensivo.
En las últimas jornadas Zapater está experimentando una segunda o tercera juventud como capitán del Zaragoza. Contra el Cartagena no se salió de su línea y ofreció otro interesante y honrado partido. El de Ejea de los Caballeros se ha revelado contra su prejuicio de jugador lento y previsible al espacio para convertirse a día de hoy en el jugador más profundo del equipo. Cuando el Real Zaragoza ataca con su ya habitual 4-1-4-1, Zapater es el encargado de atacar el espacio a la espalda del lateral y central rival. De este movimiento el Zaragoza generó en el minuto 12 una de las mejores ocasiones del encuentro.
Francho también tuvo un rol importante en la construcción y dinamización de ataques zaragocistas. Con Bermejo y Narváez bien tapados por el Cartagena, la clarividencia del canterano maño en el último tercio del campo desestabilizó a la defensa blanquinegra.
Guion esperado en la segunda parte
Si la primera parte resultó más entretenida de lo esperado al principio, el segundo acto hizo justicia a los dos equipos. En este tipo de partido se suele imponer el miedo a perder el preciado botín de la victoria.
El Real Zaragoza reinició el partido presionando la salida de balón del Cartagena por medio de los incombustibles Francho y Zapater, relevándose en la presión. Ante esta situación, el equipo dirigido por Luis Carrión optó por desprenderse rápido del esférico y bombardear el área de Cristian Álvarez con impotentes centros.
Cuando se llegaba a la hora de partido y el ritmo del mismo empezaba a decaer debido al temor y al cansancio, el Real Zaragoza tuvo la ocasión más clara para adelantarse en el marcador. Tras un córner mal botado del Cartagena, Cristian lanzó un contraataque continuado por un avispado Eguaras que prologó a Narváez. El colombiano realizó una gran jugada individual zafándose de dos rivales y abriendo a banda derecha a Bermejo, totalmente solo. El madrileño no supo o no pudo perfilase hacia su pierna buena y terminó mandando alta con la diestra la mejor jugada del partido. No está teniendo fortuna Bermejo en los últimos metros, que también tuvo en sus botas el segundo gol en Las Gaunas.
Después, poco o nada. Los dos equipos parecieron conformarse con el empate. El Real Zaragoza introdujo a Sanabria y a Azón, sin apenas repercusión en el juego en la media hora que jugaron. Después, entró el olvidado Zannimachia y Adrián dispuso de sus habituales intrascendentes cinco minutos.
Dos puntos insuficientes para el Real Zaragoza
Los partidos contra el Logroñés y el Cartagena debían de ser el punto de inflexión para abandonar la zona caliente de la clasificación. Sin embargo, el conservadurismo de JIM y la poca valentía de la mayoría de los jugadores han terminado por condenar al Real Zaragoza a afrontar las últimas diez jornadas pendiendo de un hilo.
Dos puntos en los dos últimos partidos contra rivales directos que dejan completamente aturdida a una afición que esperaba más de su equipo. La permanencia no está garantizada y el Real Zaragoza deberá hacer malares con un calendario que es de todo menos fácil.