No hay mayor escaparate para un joven ciclista que una gran actuación en el Tour de l’Avenir, lo que ha sido y es toda la vida el Tour del Porvenir para nosotros. Yo sólo pondría a su altura la victoria en el Mundial sub 23. Y eso que hay otras pruebas de enorme calado y dificultad, pero estos son los escenarios en los que hay que actuar y salir ovacionado. Lo ha hecho Fernando Barceló, con un Porvenir en el que fue de menos a más a excepción hecha del último día, y en el que firmó uno de los mejores capítulos de esta obra con una victoria de etapa en la que mostró todo su repertorio de cualidades. No es necesario aparecer en la foto final del podium si has vencido en una etapa del modo que lo hizo el altoaragonés. Suficiente para estar registrado en las agendas de la élite mundial.
No ha sido fácil, máxime cuando en las primeras etapas se ha volado, algo que resume el escalador oscense cuando comenta que “ha sido una vuelta muy dura y complicada desde el primer día”. Que el Porvenir es como un Tour para los más jóvenes queda meridianamente claro cuando Barceló dice como se vive esta prueba desde dentro del pelotón: “hay mucha tensión dentro del gran grupo, se va muy rápido y a eso súmale que te encuentras con el mejor nivel internacional”. Calcado a lo de los mayores.
La pérdida de tiempo con la que salieron los españoles tras la crono por equipos propició la táctica ofensiva que se vieron obligados a mostrar en los Alpes junto a los colombianos, igual de perjudicados. Ciclismo del gusto de Barceló, ciclismo del gusto de los escarabajos colombianos y por supuesto de los aficionados. Eso propició lo que se vivió en la novena etapa, el día de la victoria, un día que ya nunca se borrará de la memoria de Barceló, un día que refuerza su idea de ser gran ciclista, ya que “ganar aquí significa que voy por el buen camino en mi progresión como ciclista”, apuntó el de Huesca, que obviamente completó mostrando “una gran satisfacción” por la victoria en la etapa alpina.
Jaime Castrillo lastrado por una caída
El jacetano era otro de los puntales de la selección, otro llamado a moverse por la zona noble de este Porvenir pese a que lo corto de las etapas no era lo que mejor le iba para la resistencia de su poderoso motor. La mala suerte se cebó con el altoaragonés en forma de caída. Golpe seco en el costado a las puertas de los Alpes que le produjo fuertes dolores el resto de días cuando quería forzar la máquina cuesta arriba: “he ayudado en lo que se podía pero para arriba no había manera de aguantar, son cosas que pasan“, comentaba resignado el ciclista jacetano que llegaba en un buen momento de forma pero ya se centra en recuperarse y en sus próximos objetivos con el Movistar.