Víctor se estrenó en el banquillo del Real Zaragoza rescatando a aquellos jugadores olvidados y relegados por Lucas Alcaraz. Un Papu desaparecido desde hace jornadas volvió a tener minutos, Pombo recuperó el sitio que nunca debía haber perdido como titular, Igbekeme dotó de creatividad al centro del campo y el capitán Zapater se reconvirtió a lateral, en una posición que no es nueva para él pero a la que está poco habituado.
El nuevo sistema de Fernández, un 4-4-2 al uso, sin rombos ni experimentos, permitió que Zapater pudiera actuar en el lateral centrándose en tareas defensivas. Un sistema que sin duda, benefició al equipo. La idea de Idiakez y Alcaraz de jugar con carrileros largos que se involucrarán al ataque no estaba cuajando.
Ante ello, Víctor ha optado por lo más sencillo y tradicional: los defensas, defienden; los extremos, atacan. Zapater por la derecha y Lasure por la izquierda se centraron en tareas defensivas, sin dejar avanzar al cuadro rival. Se acabó así también el sufrimiento del joven canterano durante los últimos encuentros.
En el centro del campo, Ros llevó el mando del encuentro, acompañado por Guti y dejando que Igbekeme y Pombo se involucrarán más en tareas ofensivas, ya fuera por banda o por momentos, buscando el juego por dentro que suministrara de balones a Vázquez y Gual. Ya lo dijo Víctor Fernández en la previa del partido: “Los buenos deben jugar juntos”. Así lo hizo. Y así, el Zaragoza funcionó.
Frente a los zaragocistas estaba un Extremadura que, a pesar de ocupar la zona baja de la tabla, tiene cifras goleadoras de equipo de play off. Los extremeños cuentan en sus filas con uno de los delanteros revelación del curso, Enric Gallego. La buena disposición zaragocista hizo que los visitantes apenas creasen peligro ofensivo. En la primer mitad, tan solo en una contra fueron capaces de adelantarse en el marcador poniendo el 0 a 1 antes del descanso y despertando los peores augurios zaragocistas.
Pero el equipo era otro y mostraba una cara muy diferente a la de sus últimos encuentros. Esa jugada solo fue fruto de un ataque puntual del Extremadura. El Zaragoza había dispuesto de múltiples ocasiones para poder adelantarse en el marcador, pero las prisas nunca son buenas compañeras. La precipitación en ataque, especialmente la de Marc Gual, condujo al equipo a no tener buenas decisiones de cara a la portería rival.
También hay que mejorar en atención defensiva, como demostró la cesión suicida de Guitián a Ratón al reanudarse la segunda mitad. Esas jugadas pueden salir caras, pero en 3 días de entrenamiento no se le puede pedir mucho más al equipo de Fernández.
A pesar de todo ello, la afición notaba ese cambio del equipo, en lo táctico y también en la actitud y la entrega, por ello, no abandonó a los suyos. Siguió animando a pesar del resultado en contra y con la unión de todos, el Zaragoza fue capaz de voltear el marcador. Pombo hacía el 1 a 1 y La Romareda creía en la épica.
Víctor dio entrada a Delmás por el cumplidor, pero cansado, Zapater. La sustitución de Guti por Papu hizo que el Zaragoza tuviera más potencial ofensivo. Ello, unido al paso atrás dado por el Extremadura en sus cambios, ayudó al Zaragoza a adelantar líneas y actuar cada vez más próximo a la meta extremeña.
El Zaragoza dispuso de múltiples ocasiones que solo la ansiedad impidió transformar el goleada. Ahí apareció un reivindicativo Papu para hacer el 2 a 1 definitivo y demostrar que “los olvidados” también tienen mucho que aportar.
Empieza una nueva etapa, la de Víctor Fernández, pero también la de Papu, Pombo, Igbekeme, Zapater o Alex Muñoz. Todos aquellos olvidados por Alcaraz y algunos, incluso por Idiakez, que demostraron que tienen mucho que aportar para la reacción de este nuevo Real Zaragoza.