ZARAGOZA | El Real Zaragoza logró otro triunfo por el carril de la épica. Se llevó la ventaja en una primera parte en la que había hecho todo para perder y supo reponerse al golpe inicial y al empate que llegó más tarde. Sobrevivió gracias a las paradas de Gaëtan Poussin, que rescató al equipo en el paredón. Y ganó porque su delantera tiene pólvora y, al mismo tiempo, los dos delanteros más distintos del mundo. El fútbol es una magia silenciosa con Bazdar y un torbellino ruidoso con Azón. Tras el empate del Eldense, esperó el arreón de Liso, que encontró en El Pepico Amat sus goles perdidos.
Gaëtan Poussin (8): Encajó dos goles que no admiten reproches. Y cuando peor estaba el equipo, fue el dedo en el dique, el último defensor. Detuvo una acción a bocajarro en una parada imborrable y contuvo la avalancha del Eldense en el tramo posterior. La victoria no se entendió sin sus paradas. Esencial.
Iván Calero (4): Atraviesa un tramo de dudas, quizá su mayor meseta en el curso. No profundizó y le costó encontrar el pase entre líneas. Acostumbrados a su ritmo inicial, da la sensación de haber bajado algún peldaño.
Lluís López (4): Sin alcanzar errores tan llamativos como los que se vieron ante el Almería, volvió a parecer vulnerable. Líder del grupo en las buenas y en las malas, la sangría de goles encajados preocupa y él es parte de la crisis que afecta a la zaga.
Sebastian Kosa (3): Salió para dotar de altura al grupo y pareció un flan, un jugador plagado de incógnitas. Traslúcido en las disputas, torpe en la salida del juego y sin grandes conceptos a la hora de afrontar las marcas. Sus primeras impresiones no le favorecen.
Enrique Clemente (3): El plan de Víctor le dejó en un lugar débil, entregado a un dos contra uno permanente en la primera mitad. La inferioridad no es solo numérica sino también anímica. Vive un momento de gran fragilidad y los rivales lo han detectado. Buscan su sombra y encuentran sus dudas. Apareció en la foto de los dos tantos. Y, verle así, duele.
Marc Aguado (5): No vigiló la marca de un llegador como Ortuño en el primer gol y le costó dominar el juego. El primer gol del Zaragoza le resucitó para el partido. Defendió hacia delante y metió un pie clave en la recuperación, que fue el principio de la reacción en el partido. El juego va a veces a una velocidad que él no puede alcanzar. Con el balón en los pies tiene criterio, pero cuesta verle con el punto de continuidad que su equipo necesita.
Francho Serrano (4): El sistema parece hecho para un futbolista de su recorrido, pero no estuvo inspirado en Elda. Participó en el primer gol del Zaragoza con un pase estratégico, pero cuesta recordar más huellas en su partido.
Keidi Bare (5): Ha regresado lejos de su mejor tono y le costó entender el dibujo de Víctor. No niveló la superioridad del Eldense por el perfil de Clemente y quiso abarcar mucho terreno, sin tener una gran presencia en las zonas estratégicas. Pudo marcar en la segunda mitad, pero estampó su remate en un defensa. Su firma llegó en el gol de Bazdar, con un pase de exterior que le dejó solo ante la puerta.
Ager Aketxe (5): Encajonado, no tuvo demasiada presencia en el juego ni ocasiones de probar su disparo. Recuperó cierto protagonismo en el balón parado y le sirvió a Iván Azón su asistencia. En el resto de su actuación, no dejó grandes registros.
Samed Bazdar (8´5): Tiene un atributo que distingue a los genios. Se siente cómodo en las acciones más complejas y parece perezoso en los detalles más sencillos. Volvió a ser la apuesta más fiable del Zaragoza y el mejor recurso cuando todo eran tinieblas. Resolvió frío, sutil, en el tiempo de las prisas. Y, como el mago que es, disfrutó lo mismo con un gol que con un caño.
Iván Azón (8´5): Marcó su tercer gol consecutivo y remató a la red cuando peor estaba el partido. Al margen de su gol, derrochó entusiasmo y fue el aire que el Zaragoza necesitaba. En segundo partido consecutivo en el once, mostró que es mucho más que un revulsivo.
Cambios del Real Zaragoza
Adrián Liso (8): Su entrada al partido cambió por completo al Zaragoza. El equipo creyó en él, en un regate explosivo, tan conocido como difícil de detener. Desequilibró la balanza y marcó el gol que premia su insistencia. Su fútbol tiene algunas cosas muy importantes y muy distintas al resto: desborde, verticalidad y potencia.
Alberto Marí (6): El empate complicó su partido y él cuadró una de sus mejores actuaciones. Bajó el balón del gol y buscó después el suyo. A un paso de su santo grial, eligió el vaso equivocado.
Marcos Luna (8): Es difícil hacerlo mejor en menos tiempo. Encontró la carrera de Liso en el gol de la victoria, con un pase propio de un enganche. Ayudó a guardar la banda y se desató en su mejor acción con el Real Zaragoza. Después de un slalom difícil de olvidar, Marí emborronó la foto.
Sergio Bermejo (SC): Su entrada al campo fue sorprendente y él se comportó sin sobresaltos, como una pieza más del puzle.
Toni Moya (SC): Su nivel físico condicionó su participación y él entendió muy bien el partido que tenía que jugarse.
Entrenador:
Víctor Fernández (5): Su nota es siempre la más difícil. ¿Cómo calificas a un técnico que se equivoca en la propuesta y que sabe rehacerse después? ¿Qué valoración haces de alguien que cuando parece equivocarse también sabe acertar? Eligió el rombo sin que su equipo hubiera interiorizado todos los mecanismos. El Eldense encontró siempre al hombre libre y zarandeó al Zaragoza en la primera mitad. Paradójicamente, su equipo encontró su suerte en las áreas: aferrado a las paradas de su portero y al olfato de sus atacantes. Le dio coherencia al grupo en la segunda mitad y reordenó su dibujo. Los cambios, incluso los más impopulares, acabaron participando en el gol del triunfo. Todo parece difícil de explicar con el técnico, que ha logrado que su equipo coleccione goles a favor y en contra en todos los partidos. La ruleta del partido sonrió esta vez al técnico. Y por eso, probablemente sin merecerlo, aprueba este balance.
La diferencia entre el partido de ayer y los del año pasado, es que este año tenemos una delantera como Dios manda. Pero las sensaciones de ayer fueron penosas.