En una agradable tarde primaveral y con una gran bandera de Aragón posada sobre el césped de La Romareda, el Real Zaragoza recibió al Burgos CF por segunda vez en la temporada. Con el ambicioso objetivo de alcanzar la sexta plaza muy lejano, el duelo en La Romareda se planteaba como el primer match ball para lograr la permanencia matemáticamente para ambos conjuntos.
El once inicial de Juan Ignacio Martínez presentó tres novedades con respecto al duelo en El Alcoraz de la semana pasada. Nieto relegó al indiscutible Chavarría en el lateral zurdo, Álvaro Giménez ocupó el puesto de 9 ante la baja por molestias musculares de Azón, y Borja Sainz, tras cumplir su partido de sanción, se ubicó en el extremo izquierdo del cuadro maño en detrimento de Merino.
Primera mitad de tanteo
Ninguno de los dos equipos consiguió imponerse mediante su juego en los primeros 45 minutos. En medio de la alternancia en las posesiones y en las ocasiones, una parsimoniosa sensación impregnaba el ambiente en las gradas de estadio.
Tras un arranque algo más espeso del Zaragoza, Bermejo quiso licuar un poco el juego maño. El menudo mediapunta madrileño realizó una gran jugada individual llena de pundonor y técnica que acabó con el primer córner favorable a los locales. El Burgos, con Álvaro Rodríguez y Matos insistentes por bandas, trató de amortizar sus llegadas con combinaciones rápidas y pocos toques. Julián Calero, técnico del Burgos, ha construido un equipo competitivo en el fútbol profesional desde los cimientos y el orden posicional, a pesar de ser el segundo club con menos presupuesto de Segunda.
Cuando la sombra comenzaba a rellenar el césped de La Romareda, el encuentro transitaba al ralentí con los burgaleses más cerca de sus pretensiones futbolísticas. El Zaragoza no terminaba de dar con la tecla para imponer su estilo y ningún jugador quería tomar las riendas. Los de Jim parecían no haber terminado de levantarse de la siesta.
En estas, a los 25 minutos de partido, el Burgos dio el primer susto de la tarde tras la salida de un córner, en la que Matos enganchó desde la frontal una volea espectacular al palo izquierdo de Cristian. Un golpeo bellísimo del defensor blanquinegro que a punto estuvo de ser el primer tanto.
Los castellanos achucharon a unos zaragocistas desganados e imprecisos en sus acciones. Eugeni fallaba más de lo habitual, Vada y Zapater no aportaban soluciones en el medio, Bermejo y Borja no lograban recibir en el último tercio del campo, y Álvaro se perdió en la pelea con los centrales. Únicamente el enmascarado Nieto llamó al área del Alfonso Herrero con varios centros desde la izquierda. Sin mucha precisión, eso sí.
En un destello de Borja, con caño incluido, el Real Zaragoza tuvo su mejor ocasión para marcar gol. Una jugada que define a la perfección al extremo vasco, llena de potencia y personalidad pero precipitada en la última acción. El disparo se marchó alto y la primera mitad llegaba a su fin.
Segunda parte descafeinada
El segundo acto comenzó de igual tono que el primero; el Burgos con las ideas más claras y con acercamientos más peligrosos que el Zaragoza. Y es que a los diez minutos de la reanudación a punto estuvieron los visitantes de adelantarse. En una malísima devolución de Nieto hacia atrás, Andy recogió la pelota en la frontal con los maños desordenados y filtró un buen pase para Guillermo que no pudo finalizar gracias al tackle de Francés. El delantero pidió penalti pero la acción defensiva fue impecable.
El Real Zaragoza necesitaba cambiar. Jim se dio cuenta de esta obviedad y cambió el sistema metiendo a Francho y a Narváez por Vada y Zapater. Con el colombiano y el maño sobre el césped, Borja se cambió a la banda derecha y Bermejo pasó a obrar por el medio. Por donde más se gusta. Pero aun con todo, el bloque blanquiazul no terminaba de trasmitir confianza en sus jugadas.
El aparatoso choque de cabeza entre Elguezabal y Eugeni a falta de 20 minutos sirvió de tiempo muerto para reajustar posiciones y coger aire. Juan Ignacio Martínez, en busca de soluciones, volvió a agitar la coctelera con un cambio doble: Merino por Álvaro y Puche por Borja. Cromo por cromo en ambas posiciones. Pero el Zaragoza no carburaba y el Burgos se encontraba demasiado cómodo sobre el césped.
Miguel Puche saltó a La Romareda con ganas de demostrar su valía con la mirada siempre hacia delante. Desde la banda subió varios tonos al partido y en un centro suyo el zaragocismo reclamó penalti por mano de un defensor del Burgos, pero el árbitro la interpretó como involuntaria. En la siguiente, de córner, Jair remató en el área pequeña con demasiada tibieza.
El que sí tuvo, de córner también, una ocasión manifiesta fue Aitor Córdoba en el área de Cristian. Totalmente solo, el central burgalés estrelló la pelota en el larguero ante la pasividad de los defensas zaragocistas.
El partido se fue apagando. En el tiempo de descuento, Jair y Narváez tuvieron sendos remates dentro del área que no cogieron portería. De esta forma, el empate a nada se consumó en La Romareda entre Zaragoza y Burgos, que otorga la salvación matemática para los visitantes. Dos equipos que con este rácano punto miran al final de la temporada con el único objetivo de quedar lo mejor clasificados posibles.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian; Fran Gámez, Carlos Nieto, Alejandro Francés, Jair Amador; Alberto Zapater (Francho, 61′), Eugeni (Petrovic, 86′), Valentín Vada (Narváez, 61′); Sergio Bermejo, Borja Sainz (Puche, 72′), Álvaro Giménez (Sabin Merino, 72′).
Burgos CF: Alfonso Herrero; Aitor Córdoba, Miguel Rubio, Grego Serra, Matos (Fran García, 83′), Álvaro Rodríguez (Raúl Navarro, 73′); Pablo Valcarce, Elguezabal, Andy Rodríguez (Ernesto Gómez, 78′); Guillermo (Claudio Medina, 73′), Juanma (Muño, 78′).
Árbitro: Juan Antonio López Toca, del comité cántabro.