ZARAGOZA | El Real Zaragoza empató a poco en un derbi deslucido, marcado por las expulsiones de la primera mitad y por el poco fútbol de la segunda. El colegiado López Toca quiso un lugar protagonista en un encuentro en el que los equipos se midieron en exceso, encadenados siempre al plan de sus entrenadores. El Zaragoza sacó ventaja a través de la expulsión de Pulido, justa en su conjunto, y el gol de Bebé que llegó de inmediato. La perdió en una compensación injustificable del colegiado, que decidió mandar a la caseta a Zapater en un simple juego peligroso. Obeng puso el empate antes del descanso y, aunque el Huesca lo intentó más y mejor, pocas cosas se movieron en la reanudación.
Cristian Álvarez (5): Apareció en la fotografía del empate, pero evitó más tarde la derrota. En la primera mitad, no supo despejar un disparo de Ratiu y colaboró en el tanto de Obeng. En la segunda, estuvo firme en los intentos del Huesca. El empate, para bien o para mal, no se entendió sin él.
Fran Gámez (4´5): Mejor en la primera mitad que en la segunda, estuvo en el inicio del gol de Bebé. En la segunda mitad, su juego se volvió confuso. Desordenado, en el peor sentido de la palabra.
Alejandro Francés (5): No estuvo rápido ni atento en el gol del empate. Obeng le ganó el primer paso y vio de cerca el tanto del ghanés. En la segunda mitad, convirtió su mayor error en el mejor de todos los aciertos. Después de fallar en la banda, salvó un gol que ya entraba.
Jair Amador (6´5): Sólido en la defensa del área, volvió al once y a dominar el aire. Jugó sin miedos en el regreso a un estadio que fue suyo.
Carlos Nieto (7): Su evolución ha dejado de ser noticia. Si anteayer fue uno de los jugadores más cuestionados de la plantilla, hoy es un jugador fiable, seguro en la banda, correcto en los detalles y convencido de sus posibilidades.
Francho Serrano (6): Ofreció su dinamismo y su compromiso. Inagotable en todas las disputas. No tuvo demasiado protagonismo en campo contrario ni hubo fuegos artificiales en su partido.
Alberto Zapater (4): El árbitro cometió una injusticia con él. Zapater no tuvo picardía y levantó la pierna hasta forzar el juego peligroso. El colegiado acababa de expulsar al capitán rival e hizo lo mismo con el zaragocista. Confió en el VAR y perdió. Se retiró bloqueado, sin fuerzas ni para protestar.
Valentín Vada (4´5): Intenso, pero poco lúcido en el juego. En la segundo mitad, pudo culminar un centro de Carlos Nieto. En la segunda mitad, fue una pieza útil, un jugador complementario.
Tiago Bebé (6´5): Quiere marcar y tiene la mejor senda para hacerlo. Regatea y dispara, amaga y centra. Batió a Andrés Fernández con un disparo seco, esquinado. Se le ve feliz y lleno de confianza. En la segunda mitad, perdió energía en el retorno y Escribá le sustituyó antes de tiempo.
Miguel Puche (5): Guerrero e implicado, pero sin regates en sus registros. Se agota y pone todo de su parte, pero con la intención no siempre basta. Fue sacrificado, otra vez, en el descanso.
Giuliano Simeone (6´5): Veloz y valiente, forzó la expulsión de Pulido, en uno de los duelos más especiales del partido. El enfrentamiento entre los dos, simbólico y generacional, acabó pronto, con la licencia de un defensor que siempre va al límite. En el resto del tiempo, Giuliano siempre lo intentó. Escribá le retiró cuando aún le quedaba una última carrera.
Cambios del Real Zaragoza
Tomás Alarcón (5): Juega con calma, con buena letra, pero sin riesgo. Escribá valora mucho de él que ya no esté dispuesto a equivocarse.
Sergio Bermejo (4´5): Tibio y cada vez más tímido, no supo darle vuelo a las jugadas que había empezado.
Eugeni Valderrama (5): En su fútbol, hay muchos recursos técnicos, pero parece empeñado en ser su peor enemigo.
Makhtar Gueye (5): Tuvo la última ocasión del partido, con un disparo que se fue a la grada. Fue, además, la primera en mucho tiempo.
Entrenador
Fran Escribá (4´5): Había intuido los pasos que podría seguir el partido, pero no logró que el Zaragoza su ventaja. En la segunda mitad, no supo poner el encuentro boca abajo, conservador en la idea y en sus cambios. Se conformó con el empate y no detectó las debilidades del Huesca, incapaz de darle tiempo y metros a Simeone. Fue cómplice del resultado y a su equipo le faltaron recursos en el juego y ambiciones en el área contraria.
El fútbol fue tregua al final, en un empate diplomático, en la hora del bostezo y no del juego.