Lo dijo Benito tras concluir el partido en Granada y así es. El Real Zaragoza firma unos números que le abocan al descenso. Un punto de 12 posibles y la sensación de que no se genera peligro arriba son dos aspectos dignos de preocupación. Al menos, hace unas semanas decíamos que al Zaragoza le faltaba finalización, pero es que ahora le falta de todo: concentración, combinación, dinamismo y por supuesto, pegada.
Víctor Fernández optó por disponer a su equipo frente al Granada con 4-1-4-1 que incluía 5 cambios respecto al último partido a causa de las sanciones y las lesiones. Un esquema diferente que no sentó bien al equipo que, desde hace unas jornadas, ha comenzado con su particular baile de cambios tácticos.
Cambios tácticos
Sobre el terreno de juego Eguaras se ubicó como pivote por delante de la defensa, Ros e Igbekeme más adelantados, Pombo por una banda y lo más sorprendente, Zapater por la otra. Gual actuó como referencia arriba. Eso sí, en las jugadas de ataque, la vertiente ofensiva de Pombo llevaba al jugador a prácticamente igualar su posición con Gual. Algo que nos hizo rememorar por momentos el comentado rombo de Idiakez.
Quizás este planteamiento hubiera funcionado bien en otras circunstancias, pero el partido se puso en contra desde el minuto 3. De nuevo a balón parado, el Real Zaragoza encajó el 1 a 0 y tocó volver a remar, esta vez sin salvavidas al que agarrarse.
El balón parado y la falta de concentración en este tipo de jugadas volvió a ser el talón de Aquiles de los blanquillos. Dorado falló en la marca con un Cristian que tampoco estuvo acertado. El Real Zaragoza apenas tuvo un disparo lejano a portería en la primera mitad. Salió de las botas de Pombo. Todo lo demás terminó lejos de las redes andaluzas.
Poco donde elegir
Tras el paso por vestuarios, la dinámica no cambió demasiado. La opción de colocar a Zapater por banda respondía a la premisa de Víctor de poblar el centro del campo para contener el juego del Granada. El capitán y Pombo debían actuar por dentro, dejando libres los carriles para la subida de Benito y Nieto.
Nieto cumplió a la perfección, mejorando en mucho a Dani Lasure respecto al último partido. Estuvo atento en defensa, cortando la rapidez de los atacantes granadinos por banda y combinó bien con James en ataque.
A pesar de ello, el peligro zaragocista continuaba sin llegar. Víctor Fernández decidió sentar a Ros y dar entrada a Aguirre que se situó en la banda para permitir a Zapater desenvolverse por el centro. Una posición en la que el capitán se siente mucho más cómodo.
La presencia de Aguirre, esperada ya en el once inicial, hizo que el equipo adquiriese una mayor potencia ofensiva. Gual y el propio Aguirre tuvieron las mejores oportunidades blanquillas.
Biel y Linares, ambos tocados, entraron en la recta final del partido por Zapater y Gual. Cambios tardíos de Víctor Fernández pero muy condicionados por el estado físico de los jugadores que tenía en el banquillo y que habían arrastrado molestias a los largo de la semana.
El salvavidas se hunde
Además de la derrota, de la falta de concentración en defensa y del escaso peligro arriba, el Real Zaragoza terminó el partido ante el Granada con un hándicap adicional. Pombo vio la quinta amarilla en una acción que perfectamente se podría haber ahorrado.
Las bajas se acumulan y el trabajo de los entrenamientos no se refleja ni en resultados ni tampoco en el juego de los últimos partidos. Está claro que al Real Zaragoza le crecen los problemas y el salvavidas para mantenerse a flote está cada vez más hundido. Confiemos de nuevo en Víctor para evitar el hundimiento.