ZARAGOZA | Juan Carlos Cordero peina el mercado en busca de una condición tan esencial como difícil de encontrar en este juego: el regate.
El Real Zaragoza se ha movido rápido y bien en este inicio de mercado, hasta compensar algunos de los defectos más sensibles de su plantilla. Le ha dado continuidad a su defensa, ha llenado el hueco que había en el lateral izquierdo, ha poblado su medio campo con futbolistas de calidad y contrastados y ha encontrado el delantero que buscaba desde hace tiempo. El siguiente objetivo parece marcado: encontrar a un extremo, alguien que pueda agitar los partidos.
El casting de Cordero ha señalado a media docena de futbolistas para ese lugar. En busca de un calco de lo que fue Bebé en la segunda mitad de la temporada, el director deportivo quiere en su equipo a un jugador que pueda resolverlo todo por su cuenta. Por orden cronológico, el Zaragoza ha tanteado las opciones de Carlos Martín, Dani Ojeda, Jordi Mboula, Álex Gallar, Salvi Sánchez, Andrés Martín o Germán Valera. A estas alturas de mercado, la tentativa más cercana parece la de Germán Valera, en un acuerdo que no se entiende sin la política de las sinergias.
Valera es un extremo veloz, zurdo, cuyo juego se explica desde la conducción y el desborde. Atrevido, puede actuar en cualquiera de los dos perfiles y en su fútbol hay goles y centros. Representa una condición que se ha perdido en la élite: el quiebro como el principio y el fin de este juego.
Mientras Cordero resuelve la situación de Víctor Mollejo, que llegará cedido en las próximas semanas, prepara el camino para su extremo. Germán Valera despeja una lista de pretendientes y piensa en La Romareda como la próxima estación de su camino. Con él, el Zaragoza encontraría una senda perdida: el regate siempre fue el mejor atajo de este juego.