Era lógico bajar el nivel tras el partido ante el Deportivo, sobre todo porque era prácticamente imposible mantener ese nivel durante todo el año, además de que los rivales no iban a dar tantas facilidades. Se comprobó en Almería, donde el Huesca fue inferior. Aun así, bien pudo empatar el partido pues los locales no cerraran el marcador. Ante el Sporting pudo pasar lo mismo, pues aunque el Huesca mejoró mucho sus prestaciones con relación al partido en los Juegos del Mediterráneo, no cristalizó en ocasiones el buen juego que tuvo por momentos.
El Sporting demostró ser un señor equipo, y aunque en la primera media hora no supo como quitarse de encima la presión alta de los de Míchel, fue ordenado, se defendió con criterio y cuando se estiró, igualó el partido y de haber tenido suerte, el marcador bien podría haber sido distinto. A pesar de ser la cuarta jornada, el partido pareció ser la 28, con dos bloques bien armados, sabiendo a lo que jugar y a cómo incomodar al rival.
El Huesca tuvo aciertos, pero también se le vieron las costuras. Es normal: no se puede destacar en todo. Lo bueno es que esas debilidades se conocen, se asumen y pueden tener solución. Las virtudes son magníficas: me maravilla la presión tan alta y fuerte con la que el equipo somete al rival. De momento es muy efectiva, aunque el domingo le faltó redondez, porque ese dominio fruto de la presión, no se vio premiado con ocasiones de gol.
El fútbol es tan caprichoso que el gol lo fabricaron dos de los más apagados en la faceta ofensiva, Raba con el remate y Ferreiro con el centro, aunque lucieron bien en la contención. A pesar de eso, el equipo echó de menos su chispa en los últimos metros. Una chispa que mantuvieron encendida Escriche con su movilidad, Eugeni con sus pases y su llegada y Rico con su omnipresencia en todas partes. Una pena que por los costados no hubiera esa pequeña colaboración que a veces se necesita para inclinar el partido a tu favor, y usar el factor sorpresa.
Es cierto que el no crear ocasiones impidió cerrar el partido, y que el equipo sufrió porque el rival, hasta con uno menos, dio sensación hasta el final de poder haber igualado el choque. No lo podemos pedir todo en la jornada 4, pero estos partidos, que se decantan por pequeños detalles, le hicieron conseguir al Huesca tres puntos que le reafirman en el buen camino.