ZARAGOZA | El Real Zaragoza busca en Ipurúa consolidarse como un candidato a todo. Lo intentará frente al que puede ser el equipo con las mejores armas de la categoría, con el talento de Stoichkov como referencia. Si Julio Velázquez encadena una racha prometedora en La Romareda, tiene todavía pendientes deberes fuera de casa. Los 10 puntos de 12 posibles de Velázquez en El Municipal contrastan con un Zaragoza que no ha ganado a domicilio desde primeros de octubre.
Es quizá el bloqueo más grande que debe romper el equipo, que se aferra de momento a una media inglesa como receta. El siguiente es un techo de cristal, comportarse en Ipurúa con la misma ambición e intención que sí ha sabido mostrar en La Romareda. Tendrá que hacerlo ante un equipo goleador, amplio en su abanico ofensivo. A Stoichkov, que siempre pareció un futbolista de otra categoría, le acompañan Bautista, Aletxe o Matheus.
Si el Eibar tiene alguna laguna es en su estructura defensiva., que ya se resquebrajó en La Romareda. Quizá ese partido fue el reflejo perfecto del rival del Zaragoza, que intenta hoy ser un equipo muy distinto del que era entonces. Lo hace a través de Julio Velázquez, feliz en un sistema que cambió la inercia. Y que hoy contará con Cristian Álvarez, santo y seña del zaragocismo, en la convocatoria.
En esa estructura, los mejores intérpretes le dan sentido a todo. Y hoy Francho Serrano llena el mapa de calor de kilómetros, desequilibrio y goles. Víctor Mollejo contagia su entusiasmo, mientras Mouriño crece y Toni Moya se reencuentra. En el centro del escenario, sigue apareciendo el talento y la sangre fría de Maikel Mesa. Todo el grupo jugará hoy por Guti, que pudo firmar el debut soñado y vivió la peor tragedia.
Si el triunfo ante el Sporting fue ejemplar en lo bueno y más doloroso que ningún otro en lo malo, el grupo buscará una victoria con dedicatoria: en el nombre de Raúl Guti.