A veces el fútbol brinda inesperados regalos como un partidazo con mayúsculas entre el Real Oviedo y el Real Zaragoza un lunes por la noche. Sin duda alguna, el empate a tres entre estos dos históricos conjuntos en horas bajas ha sido uno de los mejores encuentros de lo que llevamos de temporada en el fútbol. Los de Jim dejan una muy digna imagen en Oviedo en un partido lleno de emoción, goles y momentos para el recuerdo como el penalti parado de Cristian Álvarez a Borja Bastón.
Dos históricos del fútbol español, Real Oviedo y Real Zaragoza, cerraban la antepenúltima jornada en la Liga Samrtbank en el Carlos Tartiere. Mientras que el equipo asturiano se jugaba toda una promoción de ascenso a Primera División, los maños pisaban Oviedo con la necesidad de redimirse del bochornoso resultado del finde pasado.
Tal era la importancia de este encuentro para el cuadro carbayón que su míster, José Ángel Ziganda, decidió cerrar las puertas a cualquier persona ajena al equipo durante el entrenamiento previo al partido. No es para menos, el Oviedo, tras encadenar nueve partidos sin perder (seis victorias consecutivas), tiene en su mano regresar a la máxima categoría 21 años después. Que se dice pronto.
Por su parte, Juan Ignacio Martínez, ya en el ocaso de su estancia en el banquillo zaragocista, recuperaba efectivos para este encuentro. Recuperar el honor perdido frente al Alcorcón y escalar posiciones en la tabla para ingresar más dinero a final de temporada, los únicos alicientes para el vestuario blanquillo.
Durante los primeros minutos el Real Zaragoza se acomodó rápido en un inicio de partido marcado por la intensidad de los jugadores carbayones, aupados por una afición entregada a su equipo. Sin embargo, poco tardaría el partido en romperse. Tras un saque de esquina en el que la pelota golpea en la mano de un desorientado Azón dentro del área, el VAR llamó la atención al colegiado para valorar la posibilidad de pitar penalti. Y De la Fuente Ramos lo pitó. El Zaragoza protestó la decisión y Borja Bastón, al igual que lo hacía en su etapa zaragocista, materializó desde los once metros su vigésimo tanto de la temporada. Mala forma de empezar, pero la locura no hizo más que empezar.
Con el todavía latente recuerdo de la humillación frente al colista, el Real Zaragoza volvió a mostrar de nuevo su cara más aguerrida y resiliente sobre el césped del Tartiere. Los de Jim reaccionaron de inmediato al gol de Bastón para remontar la situación en cuatro enloquecidos minutos en los que el Oviedo desconectó. Sergio Bermejo, primero, y Jair, después, ambos con la cabeza, silenciaron a la desconcertada afición local. El empate vino tras un rechace generado por –quién si no– Azón, que Bermejo cabeceó con todo y contra todos sin pensárselo dos veces. El tanto de Jair –con celebración paternal incluida– llegó en un saque de esquina que el defensor caboverdiano redireccionó magistralmente con un cabezazo seco al fondo de las mallas de Femenías.
Pero el partido no recobró la cordura con la remontada zaragocista. Al contrario, daría paso a más peripecias impensadas. Seis minutos después del gol de Jair y seguidamente de errar un mano a mano a bocajarro, Obeng no falló dos veces y puso de nuevo las tablas en el marcador. La flacidez defensiva aragonesa facilitó el remate del delantero ghanés tras un córner sacado en corto y el centro de Brugman. Cuatro goles en menos de media hora. Sin duda, un auténtico rara avis en los encuentros del Zaragoza esta temporada.
El ritmo era taquicárdico. El partido era un frenesí del que nadie diría que solo un equipo se jugaba cosas tangibles. Los de Jim no bajaron los brazos en ningún momento de la primera mitad, un gesto de agradecer tras lo vivido días atrás.
Pasada la media hora, Francho Serrano tuvo en sus botas hasta dos ocasiones consecutivas para el tercero del Zaragoza. Pero no fue el canterano, sino otra vez un enchufadísimo Bermejo quien volvió a adelantar a su equipo. La manera de hacerlo confirmó la irracionalidad de lo que se estaba viviendo en la capital asturiana. Tras un córner, en el que Jair no pudo conectar con el remate, el centrocampista madrileño enganchó desde la frontal, sin que la bola tocase el suelo, un envenenado chut con bote incluido para el tercero de los visitantes. Primer doblete como profesional para Bermejo. Un guion inimaginable hasta para los más atrevidos en sus apuestas, porque el equipo que menos goles mete y el que más tiros necesita para hacerlo de la categoría le estaba endosando tres chicharros en apenas 30 minutos al tercer conjunto menos goleado. Un bendito sinsentido.
Cristian tampoco quiso perderse el show. Tras encajar el penalti del exzaragocista Bastón, el meta rosarino se sacó de la manga hasta dos paradas de mérito; la última, con el Zaragoza ganando, estirando el pie izquierdo más de lo que los fisioterapeutas recomiendan, que provocó un pequeño susto en el banquillo maño porque el meta sintió molestias. Pero afortunadamente se quedó en eso, en un susto.
El descanso dejó coger aire tras vivir unos trepidantes 45 minutos de fútbol en todo su esplendor en los que pasó absolutamente de todo.
Segunda parte apoteósica
La segunda mitad no podía arrancar de otra forma que con un golazo desde fuera del área. Como si de un combate de boxeo se tratase, el Oviedo devolvía el golpe al Zaragoza con un ajustado disparo de Brugman. El centrocampista uruguayo recibió solo perfilado hacia la derecha, Zapater no llegó a taponar y Cristian nada pudo hacer ante el misil teledirigido de Brugman que entró besando el poste derecho. Dos minutos habían pasado desde el final del descanso.
El partido no dejaba de hervir. Ambos equipos buscaban noquear al otro. Iván Azón, después de una calmada posesión del Zaragoza, conectó con un centro de Chavarría y el fortachón delantero maño mandó la pelota al palo. Suspiró la grada carbayona, para que en la jugada posterior lamentasen el paradón de Cristian Álvarez al intento de Obeng. Estos últimos protagonistas darían paso a un breve –casi necesario– descanso en el partido tras una fuerte entrada a destiempo del ghanés al argentino. Había pasado una hora de juego y parecía que nada más podía suceder. Pero en este partido nada entraba en una lógica.
A falta de 20 minutos, Sabin Merino cometía un penalti de alevines con el brazo totalmente despegado del cuerpo. El cuestionado delantero vasco rubricaba así otro flojo partido, ajeno al dinamismo que le rodeaba. El Real Zaragoza temblaba al ver a Borja Bastón, el ejecutor en la primera parte del primer penalti, acercarse al punto fatídico. El delantero madrileño realizó un potente y colocado disparo arriba, pero, de nuevo, para silenciar a todo un estadio, Cristian Álvarez desplegó sus alas, detuvo el que era el 3-4 y sus compañeros le abrazaron agradecidos. El salvador guardameta zaragocista volvió a demostrar porqué lleva cinco temporadas siendo un pilar fundamental para la supervivencia del club.
Hasta cinco jugadores nuevos ingresaron en el terreno de juego tras el penalti fallado del Oviedo. Por parte del Zaragoza ingresaron Giménez, Vada y Narváez por Sabin, Zapater y Azón. Aire fresco en un partido exigente tanto en lo físico como en lo mental. Al rato, entró también Petrovic por Francho, acompañando a un excelso Grau en la medular durante todo el partido. Casi medio equipo nuevo para el siempre decisivo tramo final.
Al Oviedo le vinieron las prisas. La parroquia oviedista se impregnó de nerviosismo ante el paso de los minutos. El Zaragoza por su parte supo leer esta fase del partido mejor que su rival, yendo de lado a lado sin sentido. Los Petrovic, Grau, Vada y Bermejo temporizaron las posesiones y gestionaron dentro de sus posibilidades las opciones de resistencia maña.
De la Fuente Ramos añadió cinco minutos de descuento. El Oviedo se daba de cabezazos contra la pared cada vez que se acercaba al área maña mientras que el Zaragoza se imponía en su defensa numantina y suya fue la última del partido. Tras una contra, Vada se quedaba solo contra el portero pero su picada no cogió altura.
De esta forma se acaba un espectacular partido de fútbol. El Real Zaragoza lava su imagen del último partido en casa y deja al Oviedo sin poder alejarse de sus perseguidores por la promoción.
Ficha técnica
Real Oviedo: Femenías; Carlos Isaac (Montiel, 72′), David Costas, Calvo, Pierre; Luismi, Brugman (Javi Mier, 84′), Sangalli, Borja Sánchez; Obeng (Matheus, 72′), Borja Bastón.
Real Zaragoza: Cristian; Fran Gámez, Lluís López, Jair Amador, Chavarría; Jaume Grau, Francho Serrano (Petrovic, 78′), Zapater (Vada, 72′); Sabin Merino (Narváez, 72′), Bermejo (Puche, 92′), Iván Azón (Giménez, 72′).
Árbitro: Óliver De La Fuente Ramos, Comité de Castilla y León.
Goles: Bastón (11′), Bermejo (16′), Jair (20′), Obeng (26′), Bermejo (33′), Brugman (47′).