ZARAGOZA | Si bien es difícil encontrar a un niño cuya extraescolar deportiva predilecta no sea fútbol o baloncesto, todavía es más inédito que la primera de la lista sea patinaje. Sin embargo, ese es el caso de Enoc Otín, un joven oscense que a sus 18 años ya cosecha cuatro campeonatos de Aragón y que forma parte del equipo CPV Cierzo, de Zaragoza.
“A mí, el fútbol nunca me ha llamado la atención”, cuenta Enoc. Lo que sí que le llamó la atención fue el patinaje. Empezó con el zlalom, “el de toda la vida”, pero viendo entrenar a su padre, David, le llamó la atención esta variante: “Yo el patinaje de velocidad no lo conocía, lo descubrí gracias a mi padre. Iba a verlo a algún entreno y me gustó”. Desde entonces no se ha bajado de los patines. Solo en una ocasión. Fue el año pasado. “Dije hasta aquí, porque ya llevaba mucho tiempo compitiendo. Pero fue estar un mes sin patinar y no sabía qué hacer, tenía que volver”, relata.
A los catorce años fichó por el equipo de velocidad Marianistas de Zaragoza, dando comienzo a una trayectoria profesional plagada de hitos. A nivel autonómico, el oscense ha pisado el podio en todas sus participaciones en el Campeonato de Aragón, quedando en primera posición en los años 2019, 2021, 2o22 y 2023.
Su buen rendimiento en Aragón se repite en el contexto nacional. El pasado fin de semana la sexta posición por equipos en la general en la liga nacional. Un buen resultado final que se suma a la séptima posición que ya obtuvo en la primera jornada de la liga nacional celebrada en Pamplona el pasado 17 de febrero.
En 2023 fue el primer clasificado en su categoría en la liga de de maratones de Madrid, en 2019 fue el primer clasificado en el IV trofeo de velocidad de Belorado y obtuvo posiciones de podio en la maratón internacional de Albacete y el Roller Puentes de Tudela.
Pruebas internacionales
El oscense ha participado también en pruebas internacionales como la maratón de Berlín en 2023, en la que completó un tiempo de una hora y trece minutos. Detrás de todos estos logros está el niño de 12 años que empezó a patinar en las calles Huesca, donde el deporte era tan minoritario que no existía un equipo de patinaje. Hace unos años, se fundó Patinar en Huesca, un club sin ánimo de lucro con la que el patinador ha colaborado en varias ocasiones. “El patinaje de velocidad es un deporte que no se conoce mucho en Aragón, pero ahora hay gente suficiente como para hacer una competición”, explica. Aunque desde la pandemia, nos cuenta, “la afición ha crecido mucho”.
El ahora máximo exponente del patinaje de velocidad de la capital altoaragonesa compagina su pasión con el grado medio de administración y dirección de empresas, pero como explica “no imagino un futuro desligado del patinaje o del deporte”.