Raquel Roy se ha proclamado subcampeona del mundo en kata por equipos durante el último Mundial de Kárate celebrado en Madrid. Raquel, junto con sus compañeras de equipo Marta García y Lidia Rodríguez, se ha alzado con la medalla de plata. Solo las japonesas consiguieron vencerles en la final del mundo de kata. Raquel es una deportista de primer nivel que ha llevado a España y Aragón a lo más alto de las artes marciales. El próximo fin de semana compite en el campeonato de España sub21 de cara a clasificarse para el Europeo de la categoría que será en febrero en Dinamarca. En diciembre también competirá en China. Su futuro apunta alto y su trayectoria no se queda atrás. ¡Hablamos con ella en exclusiva para Sport Aragón!
Tras un logro tan grande como un subcampeonato del Mundo, ¿has asimilado el éxito o sigues en las nubes?
La verdad es que como ya han pasado unos días, me ha dado tiempo a pensar en lo que hemos conseguido en este campeonato. Estoy súper contenta. Al principio no lo asimilaba porque tenía mucha tensión encima y mucha felicidad. No nos lo creíamos. Estamos muy contentas por haber obtenido una plata. La verdad es que no puedo decir nada más que cosas buenas de este campeonato.
Con esta medalla de plata, ¿habéis cumplido las expectativas que teníais antes del Mundial?
Cuando empezó el campeonato las tres teníamos como objetivo quedar campeonas del Mundo. Sí que nos esperábamos un buen resultado porque ya habíamos tenido un buen rendimiento en los campeonatos anteriores en los que habíamos competido. Nuestro objetivo era muy alto y la verdad es que no contábamos con otra cosa que no fuera subirnos al podio.
Conseguiste la plata en la categoría de kata por equipo. Al competir con dos compañeras más, la sintonía deber ser máxima…
Tenemos que parecer una. Eso es difícil teniendo en cuenta que somos tres chicas de sitios distintos que entrenamos juntas solo de vez en cuando. Sobre el tatami tenemos que hacer todo lo posible para, en lugar de tres personas, parecer solo una en cada movimiento y que todo resulte más fácil a la hora de competir.
“Es posible arrebatar el trono a Japón”
Las únicas que pudieron interponerse en vuestro camino fueron las japonesas, ¿las sigues considerando la gran potencia mundial en las artes marciales?
Son fuertes, las únicas que nos han podido ganar. Italia también es una potencia fuerte, pero conseguimos batirles, quitándonos la espina de nuestra derrota frente a ellas en el Europeo. Japón continúa estando a un nivel muy alto. Creemos que es posible arrebatarles el trono, pero nos costará.
¿En qué os basasteis para elegir el kata “Paiku” de la final?
El kata final tiene que ir acompañado del “Bunkai” que es la aplicación de los movimientos y técnicas extraídas del kata. El que elegimos era el único que respondía a esa aplicación. Además, no es un cata largo ni cansado, por lo que nos resultaba mucho más fácil hacerlo y aguantar los 6 minutos de duración. En el resto de las rondas sí que vamos adaptando los katas según el nivel de dificultad del enfrentamiento.
El Mundial además, fue en Madrid. ¿Ha sido especial sentiros tan arropadas por el público?
Sí, vino a vernos mucha gente de nuestros clubes, de nuestra familia, amigos… La verdad es que en todo momento la grada nos apoyaba y sobre todo, en la final. Nos apoyaban de una forma increíble. Escuchábamos al pabellón entero venirse arriba gritando “España”. Fue espectacular.
Este acontecimiento puede ser también un punto de partida para que se vaya incrementando cada vez más el interés por el kárate…
Eso espero porque después de este Mundial yo he notado un cambio tremendo en cuanto a lo que se han interesado por nosotras: entrevistas, repercusión en televisiones y radio, llamadas de medios de comunicación… Mucha gente nos ha seguido y nos ha encantado que eso haya ocurrido.
En cuanto a la presencia femenina en las artes marciales, ¿hay tanta diferente entre géneros como en otros deportes?
No sé cómo será en el resto de las artes marciales, pero en el kárate no hay ninguna diferencia, al menos para mi. Tanto chicos como chicas funcionamos de la misma manera y tenemos el mismo trato siempre. En ese aspecto estamos muy contentas porque nunca nos hemos visto discriminadas por nuestro género.
¿Cómo empezaste en el mundo de kárate? ¿Es algo que te viene de familia?
Sí, mi padre practicó kárate y mi hermano, Alfredo, compite a nivel nacional. Nos entrenamos juntos. Yo empecé con 5 años y al principio solo competía en Aragón. Lo hacía más como un hobby, pero muy pronto, a los 8 años, empecé a competir a nivel nacional. Me fue bien y desde muy jovencita comencé a competir más y más. La primera vez que entré en la Selección nacional fue en 2013 cuando tenía 15 años. También fue en un Mundial aquí en España, en Guadalajara, donde quedamos Campeonas del Mundo por equipos. A partir de ahí, siempre he estado en la selección, entrando este año por primera vez en la absoluta y compitiendo en mi primer mundial en Madrid.
¿Cómo es tu rutina de entrenamientos?
Entreno unas 2 horas por la tarde, porque por las mañanas estudio. Eso sí, cuando estoy con la selección sí que nos dedicamos por completo a entrenar, unas 3 horas por la mañana y un par más por la tarde.
¿Crees que se puede llegar a vivir del kárate?
Es un poco complicado exceptuando a los deportistas más conocidos. Hay pocas personas que puedan permitirse vivir del kárate. A mí sí que me gustaría dedicarme al deporte por completo, pero en el futuro sí me gustaría tener un trabajo diferente y que el kárate sea mi vía de escape. Por eso estoy estudiando actualmente ingeniería informática.
Mucha gente puede pensar que en las artes marciales es fundamental la fuerza, pero para llegar a un nivel como el tuyo hace falta mucho más…
También está ahí la constancia, la dedicación y el factor psicológico. La cabeza es fundamental. Hay que ser fuerte mentalmente y constante porque muchas veces las cosas no salen bien, muchos campeonatos se pierden y entonces, lo más importante es que la cabeza funcione bien y sigas siendo optimista a pesar de los inconvenientes. No hay que rendirse. Al final todo llega si crees en ello y trabajar con cabeza.