La Quebrantahuesos de 2021 estará marcada para muchos de los que decidieron afrontar esos 200 kilómetros sazonados con los puertos de Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca marcados por el agua y por las bajas temperaturas. En muchas ocasiones se dice que el ciclismo es uno de los deportes más duros que hay. Se dice, sobre el deporte profesional, sí, pero los aficionados también sufren. Y mucho. Por eso hemos pedido a Chabier Miguel, autor del blogspot Puertos de Huesca, que nos cuenta cómo lo vivió el sábado sobre el asfalto una cicloturista única.
“Antes de la salida en Sabiñánigo y alrededores parecía que venía el fin del mundo. Era una mañana muy oscura aderezada con una fuerte tormenta. El amanecer era rasgado por la luz de los rayos y el estruendo de los truenos. Más de uno se lo pensó. El pelotón inicial previsto para la Quebrantahuesos menguó. De los 4.800 muchos decidieron no salir. Honestamente creo que la gran mayoría pensamos mucho qué hacer. Pero es tan fuerte la Quebrantahuesos, tantas ganas de volver a sentir esta cicloturista que decidimos dar la pedalada. Salir.
Y cayó agua. Mucha agua, demasiada agua. Lo único que varió fue la intensidad. De ser una cortina de agua a disminuir la cantidad. Siempre con la esperanza de que diera un respiro. Pero no. Iba para día de esos que tanto le gusta calificar a la prensa de épico. Bueno, no sé si fue épico… pero duro… bastante.
El descenso de Somport fue delicado. Hubo que prestar mucha atención. Siempre hay que estarlo pero cuando cae la que cae, más. Luego Marie Blanque. La subida. Bien y tranquila. Se notó la presencia de menos participantes. El descenso fue bajo la lluvia. Bueno, bajo un manto de agua que hasta impedía la visión. Y eso era un peligro añadido. El Portalet, como es tan largo, da para todo. Y claro, el de esta edición, en mi caso, bajo el agua. La segunda mirad del puerto a la dureza de las rapas la del agua.
Dejamos la cara norte del Pirineo para emprender camino hacia la meta de Sabiñánigo. Y del cielo desplomado al que se aguanta, pero con frío. Por Formigal se echó en falta el abrigo para combatir el mercurio desplomado. Hoz se pasó bien, descenso rápido y sin lluvia, aunque seguía todo mojado.
Como la jornada tenía que tener de todo. No faltó a la cita el viento en contra. Por si faltara un condimento más para la coctelera. Hasta Sabiñánigo tuvimos algo de aire en contra. Por fortuna en meta todo estuvo mejor algo de aire en contra. En meta ya se estaba mejor. Sobre todo tras secarnos. Se vio todo mejor. En caliente, lo que son las cosas, el corazón y la cabeza analizó lo vivido de forma fría. Una edición para recordar. Bueno, otra más para recordar. En la de 2016, también hubo agua y el mercurio aún bajo más. Y eso que fue en junio.
Sí, quizá, esta de 2021, como otras similares, son para recordar. Te animan a salir de tu zona de confort. Son días para vivir el ciclismo, para recordar en la vida deportiva de quienes participamos y acabamos”.