ZARAGOZA | Dudar es humano, y hacerlo de Escribá, una obligación necesaria. Su aparente frialdad parece querer esconder una seguridad insegura, un conocimiento de la situación donde todo está perfectamente desordenado. Habrán adivinado que no soy un fan del actual entrenador del Real Zaragoza. Pero es que es muy difícil confiar en quien no parece saber lo que hace.
Un entrenador debe sacar el máximo provecho a la plantilla que tiene. Adaptarse a sus cualidades, explotar sus virtudes, y que no se noten sus carencias. Pues Escribá parte de su libreto con su extenuante 4-4-2, y deben ser los jugadores los que entren con calzador en su sistema.
Parece que no quiera darse cuenta de que cuando toma cualquier otra decisión que no sea ese dibujo, el equipo funciona mejor. Maikel Mesa sabrá mejor donde se le da bien jugar antes que una posición en un férreo sistema táctico. El ejemplo sin ir más lejos está en el último partido, jugando en su sitio marcó un gran gol y dio muestras de su clase futbolística. Pero sí se le pone la soga de una estructura inmodificable, y se le sitúa de interior izquierdo, el jugador desaparecerá como la luz cuando cerramos los ojos.
El año pasado utilizaba la excusa de que el equipo no tenía ni la suficiente calidad ni el número de efectivos para ser competitivos, y tenía razón, todo el mundo la tiene alguna vez, aunque sea por equivocación. Pero esta temporada no se ha cansado de repetir que la plantilla es amplia y competitiva. De ahí que no se entiendan las dudas que está teniendo y que traspasa a la afición sobre el desempeño de su trabajo.
No es normal rotar tanto al equipo estando en octubre y no llevando todavía ni diez jornadas. Debería buscar un once fijo, y que la rotación titular estuviera como mucho en dos jugadores y no todas las semanas. El equipo está en formación, ya que han llegado muchos jugadores nuevos, y cambiar tanto a los jugadores de puesto, y ser titulares un día sí y otro no, no ayuda para que se conozcan. Se debe buscar el bien del grupo y no el de un estratega que no se da cuenta de que no lo es. El equipo juega a lo mismo que el año pasado, y lo que ha cambiado es la calidad de la plantilla. Lo que permanece es el hombre imperturbable.
Tampoco debe ser sorpresa qué hasta la fecha, los jugadores que mejor están rindiendo en lo que se lleva de temporada sean jugadores que ya estaban la temporada pasada. Conocen el club y la ciudad, y lo más importante, a este entrenador donde todo cambia, menos lo que debería hacerlo. Que Cristian, Jair, Francés, Francho, Azón y Nieto hasta que se lesionó, sean los mejores jugadores del equipo, habla claramente de como el entrenador no está sabiendo gestionar la llegada de unos jugadores que son mejores que los del año pasado, se mire por donde se mire.
Puede que el entrenador se sienta sobrepasado por las altas expectativas que hay esta temporada. No poder excusarse en la plantilla del año pasado, le deja demasiado expuesto como principal culpable de los males deportivos del equipo. Tantas probaturas demuestran, o que el menú no te gusta, o que no tiene el paladar necesario para saber degustarlo. El equipo cuando juega bien lo hace por la calidad individual del jugador, pero nunca se basa en un sistema de juego trabajado. Y esto sirve tanto para la parcela defensiva como la atacante.
Cuando se duda tanto, el personaje sobre el que dudar pasa a ser usted. Y la duda suele llevar al bloqueo y a la parálisis. Y los maños, señor Escribá, están hartos de cantarle cada semana que este año quieren moverse.