Fran Escribá se presentó ante los medios en su segunda comparecencia como técnico del Real Zaragoza, en la previa del duelo copero ante el Diocesano. El técnico valenciano maneja los tiempos y la palabra, se expresa con pausa y tranquilidad, como si la atención de las cámaras no alterara sus pulsaciones. Siempre hay equilibrio en todos sus juicios, una lectura pausada en todas sus respuestas.
Para Escribá su estreno en Copa tiene la misma importancia que un duelo normal: “Hemos planteado toda la semana como un partido de liga. Es una idea similar a la que pondremos en práctica ante el Málaga. Nos coincide a efectos de fechas como si fuera un partido de liga y en cuanto a mentalidad de los jugadores, lo vamos a plantear como tal”.
El técnico describió las virtudes del vestuario, las impresiones de su primera vista: “Es un muy buen grupo, a nivel humano y de trabajo. Están muy concentrados. Es un grupo sano y se nota que tienen muchas ganas de revertir la situación.”
Escribá afronta la eliminatoria con un gran sentido de la responsabilidad, con la ambición de empezar venciendo. Para él ningún duelo puede ser un trámite: “para mí el partido de mañana no es un ensayo, es muy importante. Me gusta utilizar siempre el mejor once para cada partido y no siempre se repite. De hecho, lo normal es que no sea así. Nada de lo que hagamos mañana será pensando en el Málaga, solo en el Diocesano.”
El técnico tuvo tiempo para corregir un error de su presentación. Preguntado por la baja de Cristian Álvarez, no consideró también a Dani Rebollo como una opción para la rotación. Ante los medios describió además la situación de Carlos Vigaray, al que entrenó en el Getafe hace no tanto: “Carlos Vigaray a efectos de entrenamiento es uno más. Es un jugador al que yo le recuerdo una gran temporada aquí. Lógicamente, esa lesión tan larga ha parado su progresión y ha detenido al equipo. Era un jugador muy importante. Vamos a ver si recuperamos su mejor versión, porque es un chico extraordinario. Antes o después tendrá minutos y esperamos que sea al nivel que él siempre tuvo.”
El Zaragoza parecía herido en el ánimo y en el juego y Escribá describió el escenario, como él hace las cosas, con un verbo fluido y una reflexión pausada y permanente: “En determinados momentos sí que se pudo percibir que la competición podía sobrepasar a algunos, especialmente a los jugadores con menor experiencia. El primer día, el grupo estaba tocado como es lógico. Se había ido un buen entrenador y una excelente persona, al que el grupo apreciaba. Han entrenado con alegría y se nota que quieren revertir la situación. Las más importante es que el grupo está muy comprometido.”
En su segunda rueda de prensa ensayó una receta para el futuro, la comprensión humana y la tranquilidad en el juego: “Nosotros hemos tratado de darle confianza a un grupo como este, a través de nuestra experiencia en situaciones parecidas. Ese fútbol les ha llevado a un sitio como este. Lo tienen dentro y a partir de la recuperación de la confianza, es vital que estén tranquilos. Eso es lo que les va a hacer rendir mejor y lo vamos a intentar.”