Gerard Espigol asume las riendas del equipo de Primera Nacional del BM Huesca. Será su segunda etapa en el club altoaragonés. La primera fue como jugador. Fue uno de esos fichajes deseados por la directiva y que tardó en cristalizar. Se logró en la temporada 2012/13. Espigol era uno de esos jugadores ’odiados’ por la grada cuando defendía el escudo de Pozoblanco. Considerado como el Portland de la División de Honor B, con aire de ‘bad boys’, sobre la pista reunía un ramillete de jugadores con mucho balonmano, broncos, con calidad y temperamentales que eran objetivo de cualquier grada. Y Espigol solía firmar buenos partidos contra el siete altoaragonés. Llegó a Huesca para reforzar a un equipo donde le aguardaban grandes amigos como Raúl Bartolomé, Álex Álvarez y Julio Rodríguez.
Tras su retirada del 40×20 se fue a Gerona, a su casa donde empezó a entrenar al equipo de su pueblo, y regresa ya que los lazos con Huesca ciudad son fuertes. Su chica es de aquí. Ahora llega para hacerse con el principal equipo de la cantera que estrena Primera Nacional, categoría a la que ascendió con Efrén Pérez en el banquillo. Espigol tiene como misión formar jugadores. “Para mí es una buena oportunidad para aprender de Jose -así, sin acento- (Nolasco) y de lo que es un club como Huesca. El hecho de tener un equipo joven y con aspiraciones, con la posibilidad de trabajar con el primer equipo es una experiencia nueva y me apetecía probarlo. Tengo claro que el entrenador de un segundo equipo de Asobal tiene que potenciar jugadores para el primer equipo”, explicó.
Filosofía
Espigol ya conoce a parte de sus chicos. Con el transcurso de los días, el resto. Insistió en que su cometido es que los jugadores “crezcan” y puedan ser “útiles” para el siete de Asobal. Su filosofía de trabajo, subrayó, la de inculcar el gen de la competición. Ganar, perder o empatar adquieren un segundo plano en su ideario. Lo importante, insistió Espigol, es que “lo dejen todo sobre la pista”. Es sí de sencillo y de directo. Y luego ya se analizará el porqué del resultado. “Soy exigente. Lo que no se puede permitir es la desidia o no luchar. Cuando un equipo pierde el alma se pierde gran parte de la esencia”, subrayó.
La Primera Nacional aparece como una categoría ya exigente en el balonmano español con independencia del grupo donde compita el BM Huesca que aún está por saber. El entrenador desliza que es un salto cualitativo importante de Segunda a Primera Nacional, pero “necesario” en ese objetivo de suministro de jugadores al primer equipo.