La llegada de Víctor Fernández al banquillo del Real Zaragoza ha servido, entre otras muchas cosas, para que Guitián y Álex Muñoz pasaran de ver los partidos desde el banquillo (Guitián en su anterior equipo) a ser piezas intocables en los esquemas del técnico zaragozano. Los dos han completado
los 90 minutos con Víctor en el banquillo y además han sabido devolver la confianza con dos buenas actuaciones.
Después de un baile constante en el centro de la defensa, el Real Zaragoza parece haber encontrado a su pareja más fiable. Ante el Extremadura jugaron por primera vez juntos y apenas se notó esa falta de entendimiento.
El pasado sábado en El Molinón, volvieron a repetir como pareja de centrales y las garantías, la seguridad y la fiabilidad que mostraron no se había visto hasta el momento en esa posición. Además, Álex Muñoz se estrenó como goleador blanquillo.
Víctor Fernández conocía cual era diagnóstico de lo que le ocurría al Real Zaragoza y ya en su primer partido, con sólo tres sesiones de trabajo, se pudieron ver sus intenciones y en donde tenía que mejorar el equipo. Se olvidó de experimentos sin éxitos, instauró una normalidad perdida y optó por la naturalidad a la hora de confeccionar las alineaciones.
Nueve parejas distintas
Hasta nueve parejas de centrales diferentes ha utilizado el Real Zaragoza en los 20 partidos que se llevan disputados. Ni Imanol Idiakez primero, ni Lucas Alcaraz después fueron capaces de encontrar una pareja a la que darle continuidad y confianza. Con Víctor Fernández eso parece haber cambiado y aunque la llegada de Chechu Dorado sea, a priori, para ocupar un puesto en el once, con el rendimiento de Álex Muñoz y el buen tándem que forma con Guitián hacen que a día de hoy, lo mejor que le podría pasar al equipo es que siguieran siendo ellos dos los que ocupen el centro de la defensa.