Decía Andoni Iraola en la previa que la SD Huesca es el equipo que más controla los partidos. Lejos de la realidad, Anduva amedrentó a los azulgranas para que el Mirandés, sin hacer ninguna maravilla en el segundo acto, anotara dos tantos que hacían hincar la rodilla al Huesca por segunda jornada consecutiva.
La ausencia de Mosquera obligaba al míster vallecano a colocar una pieza similar del que hasta ahora lo había jugado casi todo. Mikel Rico entraba en su lugar acompañado de Eugeni pero la realidad es que la figura que desempeña la función del ex del Deportivo quedó ausente en un Huesca impreciso durante el primer tiempo. Las pérdidas constantes a la hora de cruzar a campo contrario fueron la tónica habitual y el equipo no encontraba la manera para que el juego fluyera.
No voy a negar que por momentos creí en rascar algo de Anduva, pues el encuentro, hasta el gol, no distaba mucho del de Alcorcón. El Huesca sufrió en el arranque del segundo acto y lo pagó. Al igual que el Rayo hace una semana, el Mirandés castigó a su contrincante por no saltar al césped como es debido. Por no saltar como es debido y porque el equipo sufre en demasía cuando tiene que defender corriendo hacia atrás. Dos tantos con los mismos matices.
El trabajo de Míchel en la semana más especial
Hay que ser conscientes de la dificultad que conlleva el poseer una plantilla tan larga. Y con más razón cuando bien es sabido que Míchel aboga por todo lo contrario; escuadra cortita teniendo a todos los futbolistas enchufados. Pero la cuestión es quejarse de algo que no tenemos, el ser humano es así. El trabajo del míster es complejo y deberá levantar a un vestuario, quizás en el peor momento del curso, para que el domingo dé la cara delante de su gente.
En una de las semanas más especiales de la temporada, debe ser la afición la que decida si está en contra o a favor del míster y del equipo. Porque no podemos disgregar ambos contendientes. Sería injusto para lo que precisamente es: un equipo. Queda demostrado que la confianza, a largo plazo, da resultado. Ahora bien, si el equipo se aleja de su objetivo en términos numéricos, yo seré el primero en pedir un cambio de rumbo. Pero ahora existen dos opciones: estar o no estar. Podemos aislarnos en los errores de Anduva o ir de la mano como hace poco tiempo atrás mirando hacia lo que viene. Yo lo tengo claro.