Otro año más en Segunda y ya van seis. Cada vez que comienza una nueva temporada los seguidores del Real Zaragoza se hacen la misma pregunta: “¿Este año sí?”. Todavía quedan muchos meses para conocer la respuesta, pero la base con la que se empieza este nuevo proyecto es, cuanto menos, ilusionante y muy prometedora. La clave está en ser un verdadero equipo desde el comienzo.
El Real Zaragoza vive un proceso de evolución en el que se van viendo los primeros pasos de lo que puede ser un gran año para los zaragocistas. Si algo se ha echado de menos en las últimas campañas ha sido la continuidad. Arantegui se puso entre ceja y ceja el objetivo de acabar con las idas y venidas en el vestuario del Real Zaragoza, algo que no hacía más que generar plantillas con falta de identificación con el proyecto y el escudo.
La marcha de Nacho González parecía echar por tierra esa idea. La llegada de Idiakez, lejos de suponer una fractura, ha sido todo un paso adelante en la consolidación del proyecto a dos años que, desde el primer momento, ha querido elaborar el director deportivo.
Idiakez ha decidido continuar con el mismo sistema en rombo implantado por el anterior técnico zaragocista. Un sistema que se está esforzando en perfeccionar, pero en el que ha tenido serios contratiempos a causa de las lesiones de hombres importantes como Guti, Zapater o Eguaras.
La incorporación de estos jugadores va a ser mejor que cualquier fichaje que pudiera realizarse en el centro del campo. Sin duda, estos futbolistas son el cerebro y el corazón del juego zaragocista. Ante sus ausencias, Verdasca lleva semanas (incluida la pretemporada) jugando en una posición que no le corresponde, por delante de los centrales. El juego del Real Zaragoza está notando ahí un atasco que la garra de Zapater o la calidad técnica de Eguaras apuntan a poder liberar.
El ataque también tiene mucho margen de mejora. ¡Qué falta hacía la llegada de un jugador como Álvaro Vázquez! En sus primeros minutos ya ha demostrado su movilidad, capacidad de desmarque y hambre rematador. Su presencia en el campo ante el Reus dio otro color al ataque zaragocista, todavía más cuando se asoció con el canterano Soro. La presencia de Vázquez es imprescindible en el once y eso hará que Idiakez deba replantearse su alineación inicial. Buff, Gual o Pombo, uno de ellos tendrá que salir. El suizo es el que cuenta con más papeletas.
La linea defensiva, en cambio, ya está consolidada en estas primeras jornadas de Liga. Tan solo falta que los laterales vayan ganando en confianza y compenetración con las líneas más adelantadas del equipo. Así, sus actuaciones como carrileros largos serán mucho más efectivas a la hora de contribuir al ataque zaragocista.
La automatización de los mecanismos de cualquier equipo es la base para que el conjunto pueda crecer y tener un sello de identidad propio. Eso solo se consigue con la práctica, el paso de los entrenamientos y la acumulación de minutos. En este aspecto, esta plantilla tiene una ventaja fundamental respecto a las de años anteriores y es que, por fin, este verano el vestuario no se ha desmantelado.
La columna vertebral del equipo se sigue manteniendo. Los jugadores se conocen y saben las virtudes y punto débiles de cada uno de sus compañeros, por lo que pueden aprovecharse de sus puntos positivos y, a su vez, mostrarse solidarios en sus carencias. Todo ello además, acogiendo con los brazos abiertos a las nuevas incorporaciones. En eso consiste un trabajo en equipo. En eso consiste el Zaragoza de Idiakez.