Jaume Grau ha dejado de ser con Fran Escribá la pieza clave que sí fue con Carcedo o Juan Ignacio Martínez. El valenciano ha perdido su lugar en el Real Zaragoza, sin que hubiera grandes errores en sus partidos. El vuelo de Francho Serrano o la experiencia de Alberto Zapater han dejado a Jaume Grau en un segundo plano, que solo jugó ante el Andorra en la recta final del partido. Un descuento en los últimos tres partidos y la impresión de que ni siquiera está entre los relevos preferidos por el técnico.
El cambio de rol de Jaume Grau despierta las dudas del público, incapaz de entender los motivos de su destierro. Hay quién busca un motivo extradeportivo en su suplencia, pero Escribá se encargó de despejar esa posibilidad en una de sus últimas ruedas de prensa: “Jaume Grau es de los jugadores más profesionales que hay en el grupo”. La elección de otros responde únicamente al gusto del técnico, que para su centro del campo prefiere el despliegue al pase, la pierna fuerte al pie fino.
El mercado de invierno se inició con el fichaje de Tomás Alarcón, en lo que fue una apuesta estratégica. Juan Carlos Cordero hizo definitiva la cesión desde Tenerife, con la aprobación de Escribá. Era una oportunidad de mercado y también una decisión estructural. En el puesto había múltiples posibilidades y un jugador insustituible para los entrenadores anteriores. Jaume Grau jugó el 80% de los minutos con Carcedo, pero con Escribá ni siquiera alcanza un tercio (29%).
Los números de Jaume Grau
El mediocampista valenciano siempre pareció la pared maestra en el plan del Zaragoza. Dueño de un fútbol elegante, su juego se entendía mejor con la cabeza levantada, con el mejor diálogo que ofrece el juego: el pase. Esencial para Carcedo, disputó 14 de los primeros 15 partidos. Solo se perdió el duelo ante el Lugo y fue por su expulsión en Cartagena. En ese punto de la temporada, podía cambiar su pareja de baile, pero él era una pieza inamovible. Siempre titular, solo fue sustituido en seis ocasiones y cuatro de las mismas llegaron en los últimos quince minutos de partido.
Escribá modificó pronto el paradigma. Entendió que el fútbol del Zaragoza se explicaba mejor a la carrera y en su cuarto partido descartó a Jaume Grau para su once titular. La victoria ante el Ibiza le dio una pista clave: el Zaragoza ganó tras la sustitución de Grau, con Francho Serrano a las riendas de la remontada. Desde entonces, el valenciano no ha vuelto a ser titular y solo superó los veinte minutos de juego en el duelo ante el Sporting, tras la expulsión de Tomás Alarcón. Suplente en 9 de los 12 partidos de Escribá, se ha quedado sin jugar en cuatro ocasiones desde entonces.
Escribá siempre dijo mucho en todo lo que calla y quizá el técnico se refería a Jaume Grau cuando, tras la eliminación en Copa, explicó que en las “zonas frías es mucho más sencillo jugar”. Al fútbol del valenciano siempre le faltó riesgo y un punto de personalidad en la derrota. El técnico defiende su elección como una decisión deportiva, en busca de solidez y equilibrio para su media. Grau, mientras tanto, no ha alzado la voz y apuesta por el trabajo silencioso como la mejor de sus recetas. El valenciano entiende que solo así podrá cambiar su suerte en la recta final de la temporada.
Mientras tanto, la afición ve su caso como el más raro de todos los expedientes.