Jesús y Charo bailan salvajemente iluminados por el fuego de las hogueras. Cualquiera diría que unas horas antes habían subido y bajado del Chinipro, una cumbre cercana a Bielsa (Huesca) de 2.800 m de altitud. La música en directo les insufla la energía que creían haber agotado en la montaña.
No son los únicos que se dejan llevar por las punteadas melodías. Les rodean un centenar de esquiadores de montaña llegados de toda España con los que están compartiendo el fin de semana en el Pirineo aragonés. Y es que de eso se trata el Encuentro de Esquí de Montaña, de conocerse y poner en común caminos y experiencias en un evento que organiza la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), el Club Atlético Sobrarbe (CAS) y las marcas SCARPA y Patagonia.
El programa subió el telón el viernes por la tarde con una sesión de bienvenida en la que se presentaron las rutas a recorrer: Hourquette de Charmentas, Lenquo de Capo, Corredor Gravaris, Pic du Campbieil o el propio Chinipro… La oferta era amplia, con propuestas para todos los niveles a ambos lados de la frontera francesa, siempre en busca de las mejores condiciones de meteorología y nieve. Tras la cena de picoteo y los primeros tragos de la cerveza local, Rondadora, había que irse pronto a la cama.
La jornada del sábado fue la más intensa en cuanto a actividad deportiva se refiere. Nubes y claros cubrían en el cielo a los seis grupos de esquiadores que, siguiente las indicaciones de los guías locales, empezaban a progresar sobre sus tablas tapizadas por pieles de foca.
El esquí de montaña es un deporte exigente, incluso hasta complejo por el material y conocimientos que requiere, pero despierta la esencia de libertad que todos los montañeros añoran. Alejado de las estaciones y sus aglomeraciones, el ‘skimo’ permite trazar un camino propio sobre el manto blanco, siempre con el permiso de la montaña, sus dificultades y sus riesgos, especialmente el de aludes.
“Lo probamos hace unos años, hemos ido aprendiendo poco a poco y ahora podemos decir que estamos completamente enganchados”, reconocía María, otra de las participantes que ha venido desde Ávila con su pareja. “El lunes nos toca trabajar, y son muchas horas de viaje, pero fines de semana así nos recargan las pilas”.
“Además, aunque tenemos nuestro propio equipo, aquí hemos podido probar los últimos modelos de botas de SCARPA. Ya sé cuáles son las próximas que me voy a comprar”, reía Juan.
Este tipo de conversaciones se reproducían en la noche del sábado. Después de las salidas, los montañeros tuvieron la oportunidad de recibir una sesión sobre entrenamiento, a cargo de Abel Pardos. También escucharon los consejos de Marta Ferrer, responsable de Montañas Seguras, para aprender a gestionar los peligros del invierno. Y, por si fuera poco, pudieron compartir sus opiniones sobre el futuro de esta disciplina en auge con Luis Alberto Hernando, uno de los deportistas de montaña más importantes en la actualidad, así como con el presidente de la FAM, Javier Franco, el responsable del Grupo de Tecnificación de Alpinismo de Aragón, Juan Caballero, o el presidente del CAS, Alberto Bosque.
Tras las ponencias, llegó uno de los puntos más esperados del programa, la cena de hermandad y el concierto de los ‘Bad Fathers’, una banda local que hizo revivir a los asistentes con algunos de los clásicos más potentes de la historia del rock. Esta vez un poco más tarde también llegó el momento de irse a la cama.
El domingo fue un día más complicado. Con un frente entrando desde el Sur y la mayoría de participantes teniendo que desplazarse de regreso a sus domicilios, los esquiadores se centraron en objetivos más cortos y asequibles como el Pic d’Augas o el coll de l´Aiguillette.