ZARAGOZA | Las palabras de Fran Escribá se encadenan, en busca de una secuencia más tranquila, también en el tiempo de las prisas. Las últimas derrotas le hacen parecer menos simpático, más triste y quizá más mayor. Ese podría ser un diagnóstico temporal, volver a vencer le daría los mejores argumentos. Alguien piensa que durante unos días podrá rejuvenecer. Escribá lograría así que los mensajes que hoy parecen corrientes fueran más ingeniosos y felices.
Escribá buscó las claves del duelo ante el Burgos en una mañana fría, que luego sería soleada. De puertas para adentro, la secuencia no es muy distinta a todas las ruedas de prensa anteriores. Se habla del tiempo, del nivel de forma de la plantilla y de las ilusiones que hay puestas en el partido ante el Burgos. Algunos periodistas ponderan, otros escuchan y la mejor voz de la sala recoge las declaraciones a mano en folios que se acumulan.
El silencio descubre el ruido incómodo de un radiador apunto de estallar. En primera fila, dos amigos con cara de sueño se reparten las preguntas como si estuvieran en un bingo. Un trabajador del club ameniza los tiempos de espera de los periodistas con una frase de ascensor: “Hostia puta, qué frío hace”. La respuesta de su responsable llega dos minutos más tarde y parece totalmente opuesta: “Qué mañana más bonita ha quedado”. Ninguno de los dos, tan cercanos en todo lo que hacen, ha escuchado las impresiones del otro.
Un fotógrafo ha salido a captar antes de tiempo las imágenes de rigor. Uno de los periodistas más veteranos dijo con anterioridad lo que iba a pasar: “Nos tienen que venir a buscar para salir al recreo. Le van a regañar”. Unos minutos más tarde, desde la sala se escuchan los reproches que se habían anunciado. El periodista veterano sonríe, como si tuviera de nuevo todas las primicias. En su frente se dibuja un refrán o un cliché: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Las palabras de Escribá
Escribá deja algunos titulares en la previa. Francho Serrano todavía no está para jugar. Borge es la mayor alegría de este último mes de competición. Vencer al Burgos serviría para cambiar la dinámica de resultados, aunque el mejor juego del curso no queda tan lejos. Según el técnico llegó en El Molinón. Poussin estropeó la fotografía entonces y necesita ahora la confianza de su técnico, pero él decide no traicionar sus rituales. No dará pistas en la alineación y hay quien cree que eso es entrever mucho y, al mismo tiempo, no decir absolutamente nada.
El inicio de competición, según el técnico, pudo perjudicar al equipo. Generó unas expectativas muy difíciles de mantener. A continuación, utilizó un recurso algo mentiroso. Dijo que si se mantiene la misma proyección de puntos que hay escrita hasta la fecha, el equipo estaría camino del playoff. La última dinámica le aleja de cualquier objetivo ambicioso, pero él decide obviar hoy esa parte. El cuerpo técnico ha creado el sistema ideal para Maikel Mesa, que no podrá estar en El Plantío. El Zaragoza lo echará de menos por una razón muy básica: ahora mismo es su mejor futbolista. La rueda de prensa acaba con un propósito de enmienda, que el mes que empieza sea mejor que el anterior.
Al acabar la comparecencia, los partidos se suceden en el recinto de la carretera de Valencia. Por una vez, coinciden en el espacio temporal los duelos del fútbol base con el entrenamiento del primer equipo. Algunos jugadores buscan desde la altura la estela de los futbolistas a los que admiran. Piensan que si Francho Serrano vio alguna vez a esa distancia a sus ídolos de juventud, ellos pueden mirar ahora a Francho desde el mismo lugar. Con la admiración que despiertan los héroes de carne y hueso.
El menos periodista de todos los que estaban al inicio de la mañana se hace el remolón y encadena partidos en La Ciudad Deportiva. Su intención parece clara: descubrir algún talento oculto en una jornada de sábado, tener también algunas primicias del mañana. Se da cuenta demasiado tarde de que aún no ha publicado nada. Decide entonces que su texto no será una rueda de prensa.