ZARAGOZA | Fran Escribá atendió a los medios en el final del partido, en una de sus comparecencias más duras de siempre. El técnico le puso palabras a una sensación global, en su momento más débil: “Ha sido una semana terrible en todos los sentidos y hemos acabado peor de lo que esperábamos. Lo sentimos mucho. Es un momento malísimo”.
El resumen del partido se escribió desde la impotencia, desde un Zaragoza bloqueado en el fútbol, anulado por su rival más incómodo: “No fuimos capaces de generar apenas, fuimos incapaces de hacer un gol. Es un momento muy malo, muy duro. Lo sentimos mucho”. Las razones de la depresión se explican también desde el juego: “He visto más plano al equipo que hace dos semanas. Ante el Oviedo fuimos capaces de tirar 20 veces. Hoy no ha sido así. El bloqueo que tenemos nos hace tener malas sensaciones”. En su análisis dejó también una breve conclusión: “No veo al equipo muerto ni creo que la situación sea irrecuperable”.
Durante la segunda mitad, el cántico de “Escribá, vete ya” sonó con fuerza en La Romareda. El técnico evitó el juicio del público, en beneficio del colectivo: “He salido poco, me he limitado a dar alguna orden, no ha levantarme tanto. Era para proteger al equipo. Pensaba que así podía ayudar más al grupo.”
Su destitución avanza sin remedio. El técnico desveló una conversación con Juan Carlos Cordero y Raúl Sanllehí al acabar el encuentro. Su futuro, ya en palabras del propio técnico, está en el alambre. Lo anunció en una declaración misteriosa, que parece ya el principio del fin: “He hablado con los dos, pero no voy a comentar lo que me han dicho. Nuestra relación siempre ha sido muy clara, hemos creado un vínculo que irá más allá del Real Zaragoza. Veo capaz de devolver al equipo a dónde queremos, pero también ellos tienen que hablar.”
En su cierre, dejó dos cosas. Incertidumbre y un deseo: “Yo quiero seguir siendo el entrenador del Real Zaragoza, pero no sé si voy a seguir siéndolo. Quiero pensar que sí”.