ZARAGOZA | El fútbol cambia muy rápido. Es una obviedad. Y Alejandro Francés bien lo sabe. Si el 2022 fue un año de consagración absoluta en la categoría para él, el 2023 le está enseñando que lo verdaderamente difícil no es llegar, sino mantenerse. Después de cuatro minutos disputados en las últimas cinco jornadas, el central zaragozano debe recuperar su sitio tal y cómo se abrió hueco en el primer equipo: tirando la puerta abajo.
Las hechuras de Francés son de jugador grande desde sus inicios. No le pesó la edad para liderar al juvenil de Iván Martínez que se alzó con el título en la Copa de Campeones. Tampoco para comandar la zaga en los pinitos del Real Zaragoza en la UEFA Youth League. Y, finalmente, su personalidad le llevó a saltar a la primera plantilla sin paso intermedio -solamente disputó un encuentro con el Deportivo Aragón-. En sí, siempre ha sido un adelantado a su tiempo. También para debutar con ‘los mayores’, pues es el quinto jugador más joven de la historia del club en hacerlo en el siglo XXI.
Iván Martínez, el padrino de su carrera
Francés apareció en un momento crítico. Lo hizo, aunque de forma muy esporádica, en el tramo fatal del post confinamiento bajo el paraguas de Víctor Fernández y siguió la misma línea con Baraja, quien no le dio cancha durante su paso por Zaragoza. Eso sí, hay entrenadores que cambian carreras y la del central lleva el sello inconfundible de Iván Martínez. No se alargó demasiado el paso del actual entrenador de la SD Ejea por La Romareda, pero al central le sirvió para asentarse en el primer equipo. De tal forma y con tal rotundidad que el club le cambió el ‘26’, de promesa, por el ‘6’, de certeza, en cuestión de cuatro meses.
En periodos de crisis se forjan iconos y la figura de Francés ha sido entendida como tal por el zaragocismo durante las dos temporadas más recientes. Con 20 años ha guiado al Real Zaragoza hacia dos salvaciones sufridas, abanderado a la Ciudad Deportiva, se ha destapado como un estandarte de presente y futuro y sigue siendo, pese a su año gris, el activo más atractivo del club.
Francés está lejos de su peak de forma, es evidente. Su temporada recoge momentos buenos y errores grotescos, de los que no acostumbraba. Más de los segundos que de los primeros, siendo sinceros. No ha transmitido nada del central poderoso a campo abierto, fuerte en el cuerpo a cuerpo, corrector de sus compañeros y pulcro y certero en salida de balón a lo largo del curso. Además, Lluís López ha aprovechado el problema coyuntural para adelantarle en la rotación a base de actuaciones solventes. Sea como fuere, Nieto, Grau y Francho les enseñan el camino. A él y a Escribá: el nivel y la confianza se recuperan jugando.
Las ‘novias’ vuelven a aparecer
El verano está a la vuelta de la esquina y los cantos de sirena vuelven a aparecer. Francés los desoyó el pasado mercado estival y apostó por el proyecto internacional que se levanta en la capital del Ebro. A pesar de su campaña, el central tiene cartel. Que lo tenga no implica que haya que deshacerse de él. De hecho, Sanllehí colocó a la cantera como el centro de actividades en su presentación y sería incongruente deshacerse del defensa con mayor techo del plantel: “Nuestro proyecto se basa en una cantera fuerte que nos haga de columna vertebral de lo que queremos”.
El contexto que enfrenta el Real Zaragoza de Escribá es propicio para recuperar al mejor Francés, hacer de este difícil tramo un punto de inflexión y postularlo como el jefe del proyecto que cimienta Juan Carlos Cordero. Tras Jesús Vallejo y Enrique Clemente, el club no puede esperar más: él debe ser el central que devuelva a los blanquillos a Primera División.