Las semanas tras victoria desprenden el poso del sosiego y la paz del deber cumplido. Los elogios se disparan cuando la pelota acaricia la red. Se reviven las jugadas exitosas, se guardan los dardos para otra ocasión y se aplaude aquella decisión del entrenador que de perder se habría criticado.
La rojita se vistió de blanquilla
Con la cantidad de jóvenes jugadores llamados a filas por Luis Enrique, el equipo de Luis de la Fuente es un grupo en formación al que opositan tres valores zaragocistas. Debutaron Iván Azón y Francho Serrano. Alejandro Francés abrió el marcador con un testarazo imponente, carta de presentación, para quien no lo conociese, de su buen juego aéreo sin ser demasiado alto. Demostró su polivalencia actuando por el carril diestro y con una gran actuación durante todo el partido se colocó todavía más en el escaparate nacional. La alegría por su éxito se mezcla para el aficionado maño entre el orgullo de pertenencia del talento local y la tristeza por un irremediable adiós no dentro de muchos meses. En el día en que ‘el Mariscal’ Gaby Milito cumplió 41 años, el heredero del ‘6’ se graduó con España Sub 21.
Vigaray, operado
También cumplió años ayer Carlos Vigaray. El lateral entró en sus 27 con una cirugía de rodilla realizada en Madrid. Parece tratarse de su lesión más grave hasta ahora en un historial médico castigado con cierta frecuencia. A la espera de la recuperación, su puesto en el equipo queda bien cubierto con Fran Gámez y Ángel López. Entre la afición es un clamor que en buena condición física, el lateral madrileño tiene nivel de Primera División.
Un gol improvisado
La directiva se perfumó en casa del patrocinador principal en la previa del 64º aniversario de La Romareda. La gran atención del evento fueron las palabras de Alberto Zapater. El capitán ante los micros desprende ese aroma del fútbol puro, narrado de la manera más sencilla y sincera. Contó los entresijos del gol de Eguaras: “los técnicos llevan dos semanas con la matraca de que hay que sorprender (…) hemos estado ensayando el amagar y dársela al delantero”. Reconoció que él “era reacio” y prefería tirar a puerta. “Surgió a última hora. Veo que a Íñigo le da por romper y digo pues a Íñigo. Estaba trabajado pero a la vez fue un poco improvisado”, apuntó Zapater, antes de dejar otra reflexión: “en el fútbol ahora se trabaja mucho pero en un segundo todo cambia”.