Con las medias bajadas hasta la espinilla, lo justo para que el escudo de su pierna proteja al león. Ese león dormido desde que una enfermedad incurable entrase en su organismo pero que tiene en su cantera el antídoto que la afición blanquilla fabrica. Tiene tan sólo veinte años y ya se ha convertido en el gran capitán ganándose a la parroquia zaragocista a pulso cada domingo que se enfunda la zamarra de su ciudad.
Francho no es un jugador adolescente que emerge en la élite habitual. Es distinto a los demás. Puche se parece a él y también alcanzará cotas altas con el equipo del león. El ‘27’ (recordemos que no le han dado la oportunidad merecida y prometida de llevar el ‘14) es uno de los inamovibles para JIM. Una piedra angular, una pieza de encaje necesaria para el funcionamiento de la sala de máquinas. Desde que Rubén Baraja le hiciese debutar frente al Mallorca en el estadio con el que soñaba cada día y con el que coqueteaba cada domingo animando a su equipo, el que fuese capitán del glorioso juvenil de Iván Martínez que llegó a la cima en lo nacional y a cotas elevadas en la UEFA Youth League, se ha convertido en el acelerador de un vehículo que necesita seguir avanzando para no descarrilar. Un vehículo que necesita ese empuje de unas 35.000 gargantas y la conducción de aquellos canteranos que nacen con sangre blanquiazul.
Inamovible para JIM
JIM siempre ha variado jugadores en los onces ligueros, pero si hay alguien que puede presumir de ser imprescindible, amén de Cristian y Jair, es el centrocampista internacional. Cuando Luis de la Fuente se fija en un jugador tan joven para contar con él de cara a partidos tan importantes, es que la meritocracia del mediocentro es más que destacada. Ni Petrovic, ni James, ni Eguaras, ni Adrián, ni siquiera Bermejo, entre otros, han podido presumir de ser indiscutibles (algunos ya no se encuentran en la disciplina zaragocista). El partido ante el Sporting, siendo el segundo jugador que más kilómetros recorrió es una muestra de que el despliegue físico que realiza el ‘zorro’ es fundamental para la respiración del conjunto aragonés.
Un jugador de los de antes, de los guerreros que bajaban al barro para ganar los tres puntos. Y no solo eso, sino que en su DNI aparece, con tinta de color azul y blanco, el nombre de Zaragoza, la inmortal. El club blanquillo necesita su servicio partido tras partido, siendo el jugador más importante del mediocampo aragonés, de la ciudad deportiva y con una ventaja sobre sus compañeros: Tiene, aunque parezca veterano, 20 años. No sólo tiene recorrido sino que en dos ocasiones ha ayudado al equipo, anotando el gol que valía la permanencia la pasada campaña (el 1-0 del 3-0 definitivo ante el Castellón, con un derechazo a la escuadra) y hace apenas un mes en Can Misses, con una conducción digna de ver repetida y con un disparo fortísimo a la red que defendía Álex Dominguez. El zorro apareció en octubre de 2020 frente al RCD Mallorca y ha llegado para quedarse y ser un buque insignia del equipo de sus amores.