ZARAGOZA | Gaëtan Poussin paró ante el Racing de Santander el tercer penalti de la temporada. Su registro descubre a un especialista, a un guardameta capaz de vencer en una de las suertes que definen este juego. También en uno de los duelos más desiguales que ofrece el fútbol. En esa faceta, el portero tiene muchas más probabilidades de perder que de ganar. El porcentaje de penaltis detenidos no suele superar el 20% en las grandes ligas. Poussin no responde a esa lógica: ha detenido 3 de los 5 penaltis que le han lanzado (4 de 6 si se contabiliza el primero de los dos que le paró a Curro Sánchez).
Gaëtan Poussin, las claves de su temporada
Su recuperación, milagrosa y absolutamente impensable en el curso pasado, ha elevado la consideración de su temporada. Irregular y con una suerte dispar, sus mejores momentos se concentran en algunos partidos muy concretos. Levante, Burgos, Racing de Ferrol o Racing de Santander son algunos de esos ejemplos. Otro factor mejora esa impresión: ha competido el puesto con Joan Femenías, que se mantiene en los registros como el portero que menos goles ha evitado. Poussin ocupa la mitad baja de esa clasificación, en un balance que no solo le señala a él, sino a la calidad de los defensas que le protegen. El problema de Femenías es que en este curso no pierde solo ante Poussin, prácticamente pierde con cualquiera. Su titularidad, sin ir más lejos, fue el principio del fin para Víctor y Miguel Ángel Ramírez.
En el balance de la temporada, Poussin ha sido capaz de vivir en una dualidad perpetua. En una posición que exige constancia y regularidad, ha alternado instantes mágicos y momentos de desconexión. Su mayor defecto reside en el juego aéreo, donde no ha logrado evitar que el Zaragoza encaje más que nadie desde la estrategia. Curiosamente es también a balón parado, desde los once metros, donde ha logrado ser un portero diferencial. En un ritual propio, lleno de introspección, se ha hecho grande hasta detener el tiempo y negar goles a tres especialistas como Curro Sánchez, Álvaro Giménez y Andrés Martín.
Parapenaltis
Casualidad o no, los tres penaltis detenidos han sido a lanzadores zurdos. Una rara teoría estima que los futbolistas de esa lateralidad marcan más el gesto técnico y, por tanto, ofrecen más pistas al portero. Los porcentajes globales en realidad son similares, con sutiles diferencias que van hacia un lugar u otro. En el Mundial de Qatar, donde el estudio se hace con un punto de mayor presión y repercusión, el acierto de los lanzadores diestros alcanzó el 65% mientras que el de los zurdos se quedó en un 58%. La tesis no siempre se cumple, aunque Poussin haya encontrado una extraña capacidad para leer los lanzamientos de los zurdos. Con una excepción. Alberto Quiles marcó en el duelo entre Real Zaragoza y Albacete, con la pierna izquierda. Luis Suárez, diestro, ejecutó el segundo de los penaltis que Poussin no pudo detener.
La revisión de los cinco penaltis que le han lanzado a Poussin descubre que esa es su especialidad, su disciplina favorita. Capaz de hacerse grande y de leer todos los secretos del golpeo, siempre adivinó el lado del lanzamiento, también en los dos que no detuvo. El análisis descubre otra curiosidad: solo uno de los tres penaltis detenidos sirvió para vencer, ante el Racing de Ferrol. En el resto de los casos, el Zaragoza acabó perdiendo, con la impresión de que a este equipo le hacen falta más milagros que uno solo.
Sus penaltis descuben una condición que define a un portero singular, sin estaciones intermedias. Mejor en las situaciones excepcionales, a veces se despista en las acciones más sencillas. Gaëtan Poussin es un especialista y, en el sentido más amplio del término, un portero especial.