La victoria en Miranda de Ebro fue importantísima por muchos aspectos. Una recompensa a la gran respuesta de la afición, la primera victoria de Xisco y el fin a una mala racha, pero sobre todo fue un gran cambio de actitud sobre el terreno de juego. Porque eso es lo que pide la familia azulgrana, que los jugadores se conviertan en guerreros, que saquen uñas y dientes y lo dejen todo en el campo. El sábado, la SD Huesca ganó una batalla vital, con un gran escudo como Jorge Pulido y una gran espada como Adolfo Gaich.
Hacía tiempo que la defensa altoaragonesa no dejaba una sensación de seguridad tan buena durante un partido. En Anduva también se sufrió, no hay que engañarse, pero en esta ocasión tanto Ignasi Miquel como el capitán mostraron mucha mayor confianza tanto cuando tenían que sacar el balón como cuando tocaba defender. Pulido volvió a demostrar su cara más guerrillera, con esa pasión que conquistó Huesca hace tiempo.
Éxito pleno en los duelos disputados (3/3), 95% de acierto en los pases (57/60) y con una acción importantísima en los últimos minutos sacando el balón de la línea para evitar el empate del Mirandés. Su noche pudo ser más redonda pero desperdició una ocasión clara a los 9 minutos del comienza del partido con un cabezazo a bocajarro que se marchó por encima del larguero. Pulido se volvió a convertir en ese muro que necesitaba la SD Huesca, una seguridad que necesitaba Gaich y compañía en las líneas atacantes para soltarse más y crear más oportunidades de peligro.
Sin gol pero sin preocupación
En la faceta ofensivo, se vio a un equipo mucho más creativo y polivalente, capaz de llegar al área rival con alternativas y con reparto de protagonismo, aunque quizá la estrella en esta ocasión fue el joven argentino. Gaich volvió a demostrar los destellos que dio en los últimos minutos en Girona. Más agresivo, asociativo e inteligente. El gol nació de sus botas después de hacer un movimiento perfecto con el cuerpo, digno de ‘9’ puro, para servir en bandeja un pase de la muerte a Marc Mateu.
También disfrutó de ocasiones con dos disparos que Lizoain logró detener y forzó una falta muy peligrosa en el borde del área tras una gran conducción del balón. Quizá sea el único de los tres delanteros azulgranas que todavía no ha mojado, pero ya lleva dos asistencias y ahora mismo se postula como el titular para Xisco Muñoz.