Cómo ha cambiado el ambiente desde la última vez que el Real Zaragoza y la SD Huesca se enfrentaron en La Romareda. Un encuentro donde ambos equipos llegaban como firmes candidatos al ascenso a Primera División y donde el gol estaba asegurado con jugadores como Luis Suárez, Okazaki o Rafa Mir. Las tornas han cambiado y, en esta vuelta al duelo por excelencia del fútbol aragonés, ambos equipos se encuentran atascados, despertando dudas en sus respectivas aficiones.
El conjunto de Ambriz está siendo demasiado irregular y eso es algo que no se puede permitir en un equipo que pretende luchar por el ascenso. Las ideas de juego se atisban en la lejanía pero nunca llegan a brillar en su plenitud. El mexicano necesita volver a la senda de la victoria para que su filosofía se vea reforzada así como el apoyo por parte de la plantilla, y qué mejor manera de recuperarlo que ganando el derbi aragonés.
Las visitas a La Romareda nunca han sido fáciles, de hecho el gol de Galán en el último partido rompió la maldición, y mucho menos lo será este lunes con la vuelta del 100% del aforo a los estadios. La afición zaragocista supondrá un factor determinante durante el partido, pero en cuanto al juego, la balanza está bastante equilibrada.
Completamente secos
Una de las mayores carencias que tienen los azulgranas es la faceta defensiva y este encuentro será una gran oportunidad para volver a reparar las grietas que tantos equipos han destapado en las últimas jornadas. Y es que el Real Zaragoza es, junto al Alcorcón, el equipo menos goleador de toda la categoría con cinco goles. La juventud, destaca por encima de todo, pero todavía les falta la experiencia necesaria para marcar la diferencia. Narváez intenta tirar del carro pero no está disfrutando de tanto acierto de cara a portería como con el que empezó la pasada campaña.
Sin embargo, tampoco se deben confiar los oscenses en esta negativa de cara a puerta -sobre todo teniendo en cuenta la tremenda inestabilidad que tiene la defensa-. Pese a que es el equipo que menos goles ha marcado de toda la Segunda División, es, por otra parte, el segundo que más disparos ha realizado.
Cambio de percepción
Pese a las dudas que invaden al aficionado altoaragonés, lo cierto es que las tornas han cambiado si miramos con perspectiva a cinco o diez años vista. En aquel momento, cuando se empezaba a gestar este tipo de encuentros, con toda la rivalidad que ello conlleva, las discrepancias todavía rodeaban el término derbi, sobre todo, desde la capital.
La historia tan diferente de ambas entidad y la poca experiencia del Huesca en la élite generaba un sentimiento de superioridad del Real Zaragoza que, en muchos partidos, se acababa notando e imponiendo sobre el césped. Ahora, la percepción es muy diferente. Dos años en Primera División en las últimas tres temporadas han ayudado a que el orgullo azulgrana crezca todavía más.
Mientras tanto, la imagen del rival vecino ha cambiado; en parte por la compleja situación económica en la que se encuentra, en parte la plantilla confeccionada. Porque ahora mismo, los que más están haciendo por el equipo son los más jóvenes; y por desgracia para Jim, no podrá contar ni con Francés ni con Francho ya que viajan con la Sub 21.
Sin establecer un once fijo, Jim llega al derbi aragonés convencido de poder cambiar su suerte y sacar a los suyos de la zona del descenso. Entre ambos equipos hay una diferencia de ocho posiciones; no obstante, una victoria del Real Zaragoza les pondría por delante de la SD Huesca. Así es la Segunda División, nada nuevo. Sin duda será un partido que, más allá de la propia rivalidad, hará mucha sangre tanto si gana uno como si gana el otro. Es el derbi aragonés, sí; pero también puede ser un punto de inflexión importantísimo para ambos conjuntos.