Gerard Carmona lo desliza así: “Los deportistas profesionales o semiprofesionales no somos más que nadie, pero podríamos tener un permiso especial para correr por una zona habilitada para ello. Se trataría de hacerlo bien y con responsabilidad. Huesca tiene suficientes espacios para ello. Con que fuera media hora bastaría”. El jugador del Bada Huesca pasa el confinamiento con otro extremo del equipo, Adrià Pérez. Han tenido que rehabilitar espacios de su piso para transformarlos en un gimnasio. Eso sí, escaso. Aprovechan algunos muebles como bancos; el pasillo como pista, pero los esprints son reducidos. Una salida, un par de zancadas y hacen tope. Por no tener no tienen ni rodillo para la bici. Las webs especializadas carecen de material y el mercado de segunda mano va a precio de caviar con lo que es imposible, acota Carmona.
El deseo de volver a la competición es lógico. Si ya en pretemporada cualquier deportista afirma que lo que quiere es jugar con puntos, más a raíz de un confinamiento. Pero ni se sabe cuándo se volverá ni cómo. El Bada Huesca, además, vive bajo la amenaza de si un cierre de la competición deriva en descensos. Carmona da su visión por partes.
Afirma con la misma rotundidad que si el Bada Huesca está en puesto de descenso por méritos propios, por los resultados, también es cierto que en el inicio de la segunda vuelta desplegó el velamen a todo trapo para iniciar la salvación. Y también lo defiende con los resultados conseguidos. “Tengo claro que si hubiera que apostar en esa segunda vuelta a quién se salvaba era por nosotros. El parón nos llegó en el mejor momento, cuando nos estábamos recomponiendo de lo mal que lo habíamos hecho antes”, dice. Su solución: “Que haya dos ascensos o tres y la próxima temporada que bajen cuatro o cinco. Que nos lo juguemos sobre la pista”.
Gerard Carmona se muestra convencido de que la solución que pasara por descender a quienes ocupan esas plazas de estas Asobal -Bada y Cangas- solo traerá problemas e incluso puede enrarecer las relaciones entres los clubes. Y defiende su solución, también, si su equipo estuviera en una posición cómoda en la tabla.
Carmona, un ‘killer’ del Call of Duty
A la espera de resolver el plano deportivo -quiere firmar la próxima campaña su quinta temporada en Huesca donde nunca ha escondido que es feliz- toca solucionar sus estudios de protésico dental porque la pandemia por el coronavirus también trastoca esos planes. Le quedan 10 asignaturas para terminar. Y entre esos entrenos de una hora diaria como mínimo, más los estudios y conversaciones por Skype con su familia – a su madre no le gusta la barba que se deja desde que comenzó el confinamiento- y amigos, también tiene tiempo para afinar su agudeza en el Call of Duty. No es un ‘pro’, aunque está integrado en un equipo -con tres andaluces y un cántabro- con el que saca, también, ese genio de ‘killer’ que tanto deja a la vista sobre el 40×20.
Gerard Carmona sigue quitando hojas al calendario mientras Adrià Pérez se ajusta a un compañero que, confiesa Carmona entre risas, “soy un poco desastre”. No les queda otra que armonizar y compartir entrenamientos caseros para llegar a la reanudación de la liga de la mejor forma posible… si se reanuda.