Como si se tratase de una historia dramática de enamorados, Giuliano y Azón se quieren, pero no pueden estar juntos. ¿Destino? ¿Casualidad? “Cuando tu vas, yo vengo de allí”. Y es que, cuando el canterano ha estado disponible para jugar, el argentino, por lesión o sanción no ha podido coincidir todo lo que le gustaría con su colega.
El Real Zaragoza, como suele acostumbrar durante este periplo en segunda, comenzó la temporada con malas noticias. Esta vez, tras el susto que dio Juan Carlos Carcedo en pretemporada, tocó la lesión de Iván Azón. El canterano se erigía como uno de los baluartes principales a los que confiar el gol. Fuerte, rápido y maduro, la pretemporada dejaba ver muestras de lo que el bueno de Azón ya nos había enseñado con Juan Ignacio Martínez meses atrás. Sin embargo, una contusión en la preparación veraniega le haría retrasar su inicio en liga.
Se buscan, pero no se encuentran
Giuliano se buscó un amigo que resultó ser efímero. Narváez se marchó tras dos encuentros a un primera el último día de mercado, y no fue hasta la jornada seis cuando Iván volvió al verde para, cosas del destino, ser el jugador que sustituiría a Simeone. ¿Premonición?
Una triste derrota en Miranda de Ebro, con cientos de aficionados desplazados, sería el primer encuentro que permitiría a los dos delanteros jugar el uno para el otro en toda la temporada. Más de 500 minutos después del arranque liguero. Un dos a cero por parte de unos locales muy superiores dejaron ver que ni Azón estaba al cien por cien, ni que Pape era el jugador que Raúl Sanllehí y Torrecilla habían prometido. El ex del Oostende jugó junto a nuestros dos protagonistas, e incluso dispuso de un par de ocasiones dentro del área para recortar distancias, pero no lo logró. De los 30 minutos juntos en Miranda se pasó a los 67 en La Romareda. Ni la presencia de ambos durante este tiempo pudo impedir la debacle en el municipal. Pese a la insistencia del argentino, y la tenacidad de Azón, el Eibar salió con un punto de un partido que terminó con nueve jugadores sobre el verde.
Pese a que los resultados no llegaban con Carcedo, ambos se iban asentando en el esquema del técnico. Los dos puntas, con movilidad y libertad para ayudarse el uno al otro, dieron resultado a los dos minutos de comenzar el Real Zaragoza – Oviedo. Un saque de banda del pícaro de Giuliano regalaba una posición más que beneficiosa para el canterano. Vaselina y a la cazuela. La pareja comenzaba a funcionar. Pero pronto, iba a terminar su romance.
El día primaveral de Santander parecía perfecto para sacar algo positivo de El Sardinero. Nada más lejos de la realidad. El Racing, en horas bajas, no tuvo que hacer demasiado para llevarse tres puntos más que necesarios para ambos equipos. A Giuliano le pudo su juventud, y regaló una segunda amarilla que dejó al Real Zaragoza con diez, y a Iván sin su pareja. No volverían a bailar juntos hasta 2023.
De nuevo, la magia negra, el infortunio, o la mala suerte, volvió a salpicar al equipo. Iván volvió a caer lesionado, y lo que parecía una pequeña contusión terminó por convertirse en un contratiempo que, con cambio de entrenador de por medio, dejó a Simeone huérfano de su amigo. El argentino siguió demostrando descaro. Sus tres goles y una asistencia permitieron al equipo mantenerse por encima de los puestos del descenso, y en ocasiones, mirando más arriba que abajo.
El año nuevo trajo a Alarcón como nuevo compañero, y a Iván de vuelta. Tras unos minutos probándose contra el Mirandés, el infortunio volvía a hacer de las suyas. La lesión de Giuliano no le permitió vivir la remontada del Madrigal al del Atlético de Madrid. Azón le cambió la cara a un partido que demostró que Gueye no está, y que su presencia debe ser residual. Más teniendo en cuenta la incorporación de Bebé.
Tras el susto de este lunes con el cambio de Iván en el 33’, los dos jóvenes han coincidido poco más de 260 minutos en 24 jornadas. La que iba a ser la pareja de moda en la delantera, no ha podido encontrarse entre lesiones y sanciones. De cara a la segunda vuelta, ambos buscarán encontrar ese feeling que lucieron las pocas jornadas que el fútbol lo permitió.
Giuliano no se lo podía creer
Corría el minuto 33 cuando Iván cayó al suelo. La Romareda, ya resignada, clamo un “oh” en cuanto volvió a ver al zaragozano sobre el césped. Todo hacía presagiar lo peor. ¿Recaída? ¿Nueva lesión? Giuliano, con las manos en la cabeza, volvía a ver cómo su compañero de ataque pedía el cambio una vez más.
Tras varias horas de inquietud se ha podido saber que Azón no sufre una recaída de la lesión muscular que le apartó de los terrenos de juego más de dos meses. Su rotura de isquiotibiales parece pasada después de que Juan Carlos Cordero, a falta de la confirmación de los servicios médicos del Real Zaragoza, afirmara que el delantero no se ha vuelto a romper.
La sensación del futbolista es de incomodidad por la zona posterior del muslo. Quizá su retirada estuvo movida más por la precaución que por realmente sus molestias, pero no se podía descartar que se produjese una pequeña rotura fibrilar.
Ahora el balón está en el tejado del futbolista y del míster, que no descarta que pueda viajar a Andorra siempre y cuando se encuentre en óptimas condiciones. No se quieren correr riesgos con él.