Por emoción y adrenalina, en el mundo del fútbol pocas cosas igualan un gol en el minuto 90. Mucho menos si es para ganar. Todavía menos si es para culminar una remontada tras haberte ido al descanso 2-0 en contra como le pasó al Real Zaragoza en Villarreal el pasado sábado. El conjunto aragonés se mueve como pez en el agua en el tramo específico del encuentro que tanto le martirizó en el pasado y toda la utopía que antes del cambio de entrenador era ganar en el descuento, ahora es una realidad: cinco de los doce goles que ha anotado el Real Zaragoza de Escribá han llegado sobrepasado el minuto 88.
El técnico valenciano está recuperando en tiempo récord matices que el conjunto aragonés había perdido por el camino durante su descenso a los infiernos. Con una metodología más tradicional y menos modernista que la de Carcedo, el discurso de Escribá es ambicioso y ha encontrado en los goles postreros el argumento de cabecera que necesitaba. Porque más allá del evidente cambios de principios tácticos y futbolísticos, hay otro más importante de carácter mental y emocional. De querer y de creer.
In extremis desde el día 1
No engañaron a nadie Escribá y sus pupilos en el primer partido como local del preparador valenciano. La carta de presentación fue un gol de Giuliano Simeone ante el Málaga en la recta final de un partido con la exasperación ya presente en La Romareda. Al tanto del argentino le siguió uno de Atienza en propia meta en El Plantío de Burgos. En condiciones normales debería haber sido ganador, pero una incomprensible desconexión final acabó costando dos puntos. No obstante, ante un equipo al alza como era el de Julián Calero, el Real Zaragoza jugó sin prejuicios y al ataque, algo que se le achacaba al bloque de Carcedo.
Una semana más tarde, Bermejo firmó la primera remontada de la Era Escribá frente al Ibiza para conseguir tres puntos fundamentales con un gol en el 91’. Vada fue el siguiente ante el Huesca de penalti, aunque su tanto no tuvo gran incidencia en el marcador después de una sobresaliente actuación coral. Esta lista vivió su último capítulo en La Cerámica: Mollejo difuminó la deficiente primera parte del conjunto aragonés con un cabezazo inapelable para poner el 2-3 final.
Casualmente, el único precedente de gol en el descuento esta campaña también llegó ante el filial ‘groguet’. En este caso, Zapater, todavía con Juan Carlos Carcedo ocupando el banquillo zaragocista, envió al fondo de las mallas un gran servicio desde la derecha de Iván Azón en la jornada 11.
El Real Zaragoza de Escribá trabaja los partidos hasta la saciedad, cree en el mensaje que se envía y nada sin saber si se quedará en la orilla. Realmente lo importante es nadar. Sin detenimiento y con determinación. Porque los blanquillos no siempre ganarán en el noventa, pero de esta forma sí dignificarán la camiseta que llevan sobre sus hombros.