Los portugueses Pinto, Espinha y Motta terminaron de convencer a Miguel Gomes para que fichara por el Bada Huesca. El central siempre ha tenido el balonmano entre ceja y ceja. Empezó a forjarse en el Águas Santas. Tenía 6 años cuando el mundo de la ‘pega’ le enganchó. 15 años después puso rumbo a Braga y las dos últimas temporadas vivió en uno de esos lugares de ensueño: las Azores. Para un amante de los viajes, como es el central luso, un paraíso en la Tierra.
El chileno Sebastián Pavez fue compañero de equipo en las Azores y con el que aprendió a hablar español. Lo hace con soltura. Y eso es un dato importante para un central que atornilla su juego en “poner en marcha al equipo”. No esconde que le gusta ser protagonista del juego. Lo dice sin atisbo alguno de pedantería y lo enmarca después de hablar del grupo por encima de la individualidad.
Miguel Gomes responde a ese balonmano de rapidez en las transiciones, de primar el juego dinámico por encima del de los kilos y los centímetros. Tampoco oculta que le gusta defender. De penúltimo, dice. Y subraya que “la defensa es la base del balonmano”. Ajustado al abc de este deporte comparte puesto con Sergio Pérez y Miguel Malo, además de un Joao Pinto que también puede desempeñar esa función si fuera menester.
El paso de la liga lusa a la española responde a un “desafío personal”. La Asobal tiene un inmejorable cartel. Sí, ya se sabe que buena parte de sus mejores jugadores están en competiciones más potentes, que el Barça es el ganador de antemano de todo lo que se juega sobre cualquier 40×20 patrio y hasta es aburrido decir que con otra medalla -esta vez olímpica- se abre la enésima puerta para aprovechar la oportunidad. Contra los lamentos de siempre, la esperanza… de siempre. La Asobal es una liga cada vez más competitiva, hay buen balonmano y aquí se enseña balonmano. Por eso muchos jugadores ponen sus ojos en la Asobal.
“No cabe duda de que vengo para mejorar mi juego”, dice Miguel Gomes. La competición española es más potente que la lusa y el cartel es el que es. Reconoce que seguía la liga regular y alguna noción del Bada Huesca tenía. “Hablé con Pinto, Espinha y Motta y los tres me hablaron muy bien del club. Me gusta la ciudad, el vestuario me ha acogido muy bien y estoy muy contento”, subraya el central. Concretado su fichaje tuvo oportunidad de rescatar anteriores partidos de su nuevo equipo.
Comparte piso con Gucek, el esloveno que firmó una anterior campaña brutal y que es uno de los puntales de un equipo “con muy buenos jugadores”, recalca Gomes. Con un contrato de una temporada más otra opcional, el central quiere hacerse un nombre dentro del club y de la competición