Tras el sufrimiento del pasado curso, no era obvia la continuidad del técnico asturiano, pero Levitec Huesca lo tenía claro, Guillermo Arenas era otro año más el elegido, pero con la premisa de subsanar los fallos, encontrándonos con un entrenador reinventado, con más ganas que nunca de aprender de los errores y evitar los apuros a los que está acostumbrado el cuadro oscense en las 2 anteriores temporadas con una agónica salvación en el último choque.
Hace 2 temporadas, Guillermo Arenas llegaba a Huesca con la temporada comenzada, con un equipo que tocaba el suelo tras la destitución de Sergio Jiménez y remontando una situación que rozaba lo imposible, donde los resultados mandaban sobre la implicación en el club, ganándose la renovación para el siguiente curso. La pasada campaña, ya con el asturiano desde el inicio, se configuró un equipo con varias apuestas, arriesgando en muchas de ellas con jugadores llamados a ser buques insignia que acabaron cortados, espantadas con la temporada empezada, y hombres llamados a tener un papel más importante que al final no cumplieron, una unión de cosas que hizo que la campaña no fuera la deseada, a pesar de lograr el objetivo de la salvación.
Desde luego, Guillermo Arenas lo tiene claro, de los errores se aprende, y el primero de ellos es minimizar riesgos en los fichajes, y tal como ha dicho en la rueda de prensa, traer a gente con hambre de baloncesto, de mejorar y de crecer, sin pensar que las cosas son fáciles y no requieren un esfuerzo, con ganas de ganarse un puesto en la rotación de cada encuentro. El primer interesado en encontrar esos jugadores es el técnico asturiano, con ganas de evitar un sufrimiento que en las 2 últimas campañas se ha vivido y brindar una buena temporada a la parroquia oscense, lo ha remarcado, y con seguridad lo buscará, con hombres seguro con un mayor conocimiento de la competición y del baloncesto en general, y menos “melones por abrir”, al menos con un rol principal en el equipo.
Si tenemos en cuenta el pasado curso, hay que ver varias realidades para comprender que la temporada no salió como se esperaba. La primera de ellas la confección de la plantilla, tarea a mejorar para evitar sorpresas inesperadas, tanto en rendimiento o en forma de salida sorprendente, algo en lo que se va a poner más ahinco, buscando un equipo muy competitivo, que conozca cual va a ser la realidad y si está dispuesto a afrontarla, conociendo a lo que se enfrenta, minimizando el número de novatos sobretodo, siempre sabiendo que la economía peñista no es de las más boyantes de la categoría.
La segunda realidad fue en forma de lesión, el equipo se vio lastrado durante el curso con lesiones de importancia, y es que solamente 4 integrantes de la plantilla disputaron todos los encuentros, con bajas puntuales en diferentes partidos, y sobretodo con Albert Fontet, pívot titular del equipo, lastrado en su rodilla durante un tramo amplio de la temporada, si bien jugando, no al nivel, por culpa de la lesión, que se necesita en la categoría, algo que para un club como el peñista ha pesado mucho.
En tercer lugar, fueron varios los partidos donde se llegó con vida al último minuto, pero la falta de un “clutch player”, o jugador capaz de jugarse los balones finales creándose sus propias situaciones, como fue Jokubas Gintvainis en el curso anterior, dio al traste con varios partidos que podrían haber caido del lado oscense, una figura que seguro se tratará de encontrar rastreando el mercado con este rol específico para evitar esta problemática.
Como cuarta y última, las discrepancias del público con el arbitraje ha sido superior a otros años, si bien es cierto que una veces te dan y otras te quitan y que puede haber situaciones puntuales donde se cometan errores, este curso ha habido un número excesivo de partidos donde ha tocado jugar contra algo más que el quinteto rival, recordando partidos como ante Prat, Oviedo, Palencia y el más flagrante contra Manresa, donde otro criterio podría haber dado un resultado diferente al que finalmente se dio, algo en lo que ni entrenador ni club se pueden escudar, pero que se ha vivido en casa la campaña anterior, esperando que la figura del tercer árbitro pueda mitigar esta problemática.
Recordemos que con Guillermo Arenas en el banquillo, en Huesca cayó el campeón Breogan Lugo, el hasta entonces invicto Melilla, finalista de LEB Oro, o equipos de playoffs a los que se doblegó en los 2 choques, como Leyma Coruña o TAU Castelló, dejando entrever que se puede confeccionar una plantilla capaz de competir con cualquiera, intentando hacer del Palacio de los Deportes de Huesca un fortín, donde cosechar el mayor número de triunfos.
Lo que nos vamos a encontrar seguro ya lo sabemos, un equipo con un ADN defensivo, que desde la defensa permita construir el ataque, buscando ser otro año uno de los mejores equipos en este aspecto de LEB Oro, al que cueste mucho meter canastas. Las tareas pendientes, mejorar en el rebote, donde se ha sufrido muchísimo, y conseguir un juego alegre en ataque el mayor tiempo posible, sin desconexiones que produzcan parciales, algo para lo que Guillermo Arenas está dispuesto a dejarse la piel con el trabajo del día a día con los jugadores que integren la plantilla de Levitec Huesca para la temporada 2018/2019.