¿Hacia dónde va el Real Zaragoza de Imanol Idiakez? Es la cuestión que un numeroso grupo de personas se preguntó cuándo el lunes por la noche abandonaban decepcionados La Romareda. El cuarto partido consecutivo sin conseguir la victoria, y unas sensaciones futbolísticas que preocupan mucho más que los resultados. El optimismo que causaba el equipo en la pretemporada y en el inicio de la Liga se ha esfumado. Y una nube de decepción se ha apoderado del equipo. Es lo que trasmiten los protagonistas cuando salen a dar la cara tras los partidos, es lo que trasmiten los jugadores sobre el terreno de juego y es lo que trasmite una afición que ve al mismo Real Zaragoza de todas las temporadas. Anclado en la media tabla y acercándose poco a poco más a la zona de abajo que a la de arriba.
Lo que no hay duda es que existe un estilo innegociable. El de ser dominador con el balón y buscar a través de él gobernar los partidos. En las 4 primeras jornadas se consiguió. Sin embargo, desde el partido ante el Almería algo ha cambiado. El equipo se atasca, no logra sentirse cómodo con la pelota y los rivales parece que ya tienen claro cómo se frena a este Real Zaragoza.
La idea de replegarse, ejercer una presión intensa en campo propio y buscar los contragolpes rápidos parece el ABC para superar al equipo aragonés. Idiakez está probando alguna solución para intentar que el equipo no se quede en una sucesión de pases horizontales entre centrales. Ayer con Eguaras tapado, que es algo a lo que se va a enfrentar durante toda la temporada, Javi Ros bajó un escalón para ayudar en la salida y buscar superioridades. Eso y Zapater muy alejado del centro del campo, estirando en la izquierda. Lo cierto es que el Real Zaragoza mostró una versión mucho más controladora que la que venía mostrando. Minimizó las pérdidas y aunque no logró crear ocasiones de gol sí que dio la sensación de que se jugaba a lo que se quería.

A pesar de esa versión más controladora hasta el descanso, se siguió sin lograr crear ocasiones con regularidad. Los de arriba han perdido esa versión demoniaca que mostraron ante el Oviedo o en el primer tiempo ante las Palmas. El mayor exponente es Jorge Pombo que ha pasado de ser catalogado (quizá precipitadamente) por muchos como uno de los jugadores más desequilibrantes de la Liga, a ser un jugador errático. El cambio constante de sistema es algo que tampoco les viene bien.
Ni a los delanteros ni al equipo. Esa mutación constante del rombo al 4-3-3, la cual te hace perder la referencia del sistema desde la pantalla y posiblemente desde el terreno de juego. Otro tema puede ser por la poca continuidad ofensiva que tiene el equipo en el último tercio del ataque. Eso desenchufa a los artilleros, los enfría y los hace verse más ansiosos cuando les llega el balón.
El equipo sufre con balón y no sabe sufrir sin él
Y si en la primera parte hubo una muestra más competitiva, en la segunda el equipo terminó mostrando unas sensaciones horribles. Se perdió poco a poco ese dominio y Osasuna creció en el partido. La entrada de Roberto Torres y de Fran Mérida me recordó a cuando Tana salió al césped de la Romareda hace unas semanas y también cambió el partido. El Real Zaragoza sufre con el balón porque no logra encontrar respuestas a las cuestiones defensivas que le planta el rival, pero sobre todo sufre cuando deja de tenerla. No es un equipo preparado para jugar sin balón, a diferencia del equipo de la temporada pasada, que podía resistir sin él. La primera parte ante el Albacete y las segundas partes ante Osasuna y U.D Las Palmas fueron tramos en los que hubo una posesión dividida, y ahí se han visto los peores momentos del equipo.
Además parece que hay un bache físico. Tras 10 días de descanso, los jugadores del Real Zaragoza acabaron exhaustos el partido, sin gasolina. Alberto Benito, Pombo y compañía mostraron ese cansancio con el balón en los pies. Porque cuando uno realmente está mal físicamente puede seguir corriendo, pero deja de pensar, deja de ser tan fino con el balón en los pies y los errores proliferan de forma continua.
La experiencia vivida la temporada pasada con Natxo González asegura que no se van a tomar decisiones drásticas. No se van a encender las alarmas por esta mala racha, pero sí que debe significar una reflexión. Imanol Idiakez debe reconsiderar el rumbo que lleva el equipo en las últimas fechas. El estado físico de muchos futbolistas, los numerosos cambios del sistema en rombo al 4-3-3 o ese estilo innegociable de sacar el balón en cada jugada, aunque sea un suicidio. ¿De verdad merece la pena en una categoría como la Liga123 ser tan radical en esa idea? ¿No sería mejor ser más pragmático en según qué situaciones? Son preguntas que rondan en la cabeza del zaragocismo y que seguro empiezan a aparecer en la cabeza de Imanol Idiakez. O eso espero.