Lograr billete para pincharse un dorsal en el Ironman de Hawái es el deseo de todo triatleta. La altoaragonesa Tamara Vázquez lo logró a la primera. Corre mucho, ni que decir tiene que sobre la bici va a ritmo fuerte pero, tuvo que aprender a nadar. Se dice pronto y hasta parece difícil de creer. Pero es así. El agua se le resistía. Por ser más exactos, la técnica de la natación para competir.
Joserra, su pareja, reputado entrenador personal, con 28 ironman en sus músculos y en su cabeza, le mira embelesado. Quizá es el único momento a lo largo de la charla en la que aparca su faceta de preparador. Es un momento, pero el brillo de sus ojos, su mirada, le delatan. El orgullo es doble. Porque ha conseguido que otra atleta haga realidad el sueño de pincharse un dorsal en Hawái y porque… porque está claro el porqué.
Esos 3.800 metros de natación, 180 kilómetros sobre la bici -como si fuera una contrarreloj- y los 42 kilómetros a la carrera en Kona, en el Pacífico, son los más buscados en el mundo del triatlón. Tamara logró el billete en el Ironman de Vitoria. La cita es el 6 de octubre. Y para llegar allí, mucho curro. “Que te entrene tu pareja creía que lo iba a llevar mal, pero no. Cada uno acepta como es el otro. Y él se adapta muy bien a mí”, explica Tamara. Joserra deja claro que cada persona que acaba un ironman es una “satisfacción personal”. Y la tensión lo mantiene en vilo. Su abultada agenda le lleva a tener deportistas en los cinco continentes y hay pruebas casi todos los fines de semana. Una App le informa de todo. De absolutamente todo. De cuándo salen del agua, de cada crono que realizan sobre la bici y a la carrera.
Este año es especial para él. Y es que dos oscenses están clasificados para el Campeonato del Mundo. Además de Tamara Vázquez, Roberto Rasal, también se pinchará el dorsal en Kona. “Lo que ha hecho Tamara, clasificarse a la primera para el Mundial, es extraordinario”, apostilla Joserra. A ella le costó asimilarlo. No esperaba que la octava plaza en Vitoria le diera billete para Hawái. Se enteró en la entrega de premios. “Es que ni siquiera lo soñaba. Ir al Mundial entraba en mis planes, pero a muy largo plazo”, recalca Tamara.
CM de Asics
La altoaragonesa ha sido profesora en el IES Pirámide de Huesca, en el Baltasar Gracián de Graus y en el san Alberto Magno de Sabiñánigo. Actualmente es Comunity Manager de Asics para España y Portugal. Entró como embajadora de la marca -Asics Frontrunner- y desde el año pasado es la CM en lo denominado como Asics Iberia.
La carrera a pie es el segmento donde se siente más fuerte. “A nadar aprendí el año pasado”, afirma. ¿Cómo lo ha conseguido? Responde Joserra: “Con la cabeza”. Y lo explica: “Cuando uno quiere algo de verdad lo consigue. Tamara es muy ilusionada con lo que hace y lo que hace es a un millón por cien”. Y ella matiza las palabras de Joserra: “Soy comprometida o responsable con lo que hago. El reto era hacer un ironman y me comprometí para darlo todo”.
Ser protagonista de un ironman fue resultado de una evolución. Acompañaba a su pareja en las competiciones. El día es largo, veía a la gente y le picó la curiosidad. El problema era el agua. Esos 3.800 metros de natación. “Me fue picando y me regaló una inscripción para Reyes de hace dos años. Él notaba la curiosidad y la invitación fue para el Ironman de Kazajistán, que se canceló a 10 días de ir por la pandemia por lo que fuimos al de Vitoria”, explica Tamara. La decisión de ir a Kazajistán entroncaba con ese objetivo de Joserra de firmar un Ironman en cada continente y solo le faltaba Asia. Por eso puso el destino allí. El año próximo estarán allí.
Factores a tener en cuenta en Hawái
La clasificación conseguida en Vitoria fue hace tres meses. Para el de Hawái ya tiene el trabajo hecho. No necesita un entrenamiento específico. Sabe que del agua saldrá en desventaja y que los otros dos segmentos serán clave para subir posiciones. Allí, en el Pacífico, nunca se consigue la mejor marca personal. “El rendimiento baja siempre”, precisa Joserra. El calor, la humedad, sacar rendimiento al viento en Kona son factores con los que habrá que saber jugar. Y la cabeza volverá a ser importante. La premisa es no ponerse nervioso. “En un iromman no hay prisa”, matiza Joserra que pone como ejemplo la ejecución del Ironman Vitoria. Tamara cumplió como un reloj de engranaje suizo todos los parciales de los tres segmentos. Y no es fácil cuando compites durante 11 horas. El de Hawái espera completarlo en 12. Eso sí, tamara es plenamente consciente de que “en un ironman te sientes tan vulnerable que no sé cómo me va a afectar la humedad, si voy a saber gestionar la alimentación… Lo importante es la paciencia, escuchar a mi cuerpo y llegar a la meta”.