HUESCA | Tras la derrota contra el Elche, el Huesca tiene una segunda oportunidad consecutiva para intentar ganar. Será contra el Albacete. Y el técnico Antonio Hidalgo, en rueda de prensa, ha dejado claro que “volver a jugar en casa es fenomenal. Esto lo vamos a sacar en casa”. Ni que decir tiene que el técnico quería estrenar el banquillo en El Alcoraz con una victoria y no ha podido ser. Puestos a sacar conclusiones positivas mantuvo que su equipo está fuerte y con ganas de revertir situación. Solo le falta el gol. “Hemos tenido tres ocasiones claras en la segunda parte y no hemos marcado”, dijo.
El entrecomillado les sirvió para subrayar que en un partido hay varias fases, dominios alternos y que hay que aprovecharlos. Lo hizo el Elche y fue gol; lo tuvo el Huesca y no concluyó. Le gustó que su equipo empujara que cuando se ajustó buscara al rival, presionara, se sintiera fuerte, pero también recordó que “esto va de meter goles”. El hecho de que a los cinco minutos el rival se adelantara en el marcador supuso que aparecieran “demasiados fantasmas con un gol tan pronto”, pero insistió Hidalgo en que su equipo se sobrepuso. “Los últimos 20-25 minutos de la primera parte hemos estado allí” y, de la misma forma, que “si no vemos portería todo se complica”.
El técnico del Huesca era consciente del juego del Elche. Por eso propuso a Obeng y Kento de partida para buscar sus espaldas y significó que su idea de juego no va a cambiar, aunque sí la ajustará dependiendo del rival.
Contra el pesimismo, Hidalgo aplicó prudencia y mesura. En este sentido dijo que “esto es largo y mañana vamos a preparar ya el siguiente partido con ganas y con coraje”. Por lógica, resaltó que “no ganar en casa es duro” y por eso, conseguir una victoria hay que firmarlo cuando antes para elevar la confianza de un vestuario que tras esta derrota estaba dolido.
Para empezar a hacer algo más de lo que ya se hace, es totalmente necesario sentar a Kanté en la grada, es un jugador que no hace absolutamente nada, ni presiona, no sabe conducir el balón, ni salta a pelearlo y, lo más grave, va paseándose por el campo como si la fiesta no fuera con él. Y, en mi opinión, habría que jugar con extremos ya que los laterales actuales distan mucho de ser auténticos carrileros.