En 2006 la SD Huesca cambió radicalmente. Los esforzados presidentes y directivos que derrochaban corazón, trabajo a destajo e imaginación para mantener a un equipo navegando entre la Segunda B y la Tercera División, se echaron a un lado para dejar paso a otros, conocedores del mercado, del mundo del fútbol y de moverse en un mundo cada vez más automatizado: eran hombres de fútbol. Los hombres de fútbol despertaron ilusión en la ciudad, y en sólo dos años escribieron en la historia la preciosa página de la llegada del Huesca al fútbol profesional.
Entonces la ciudad despertó a la provincia y la Sociedad Deportiva Huesca se dio a conocer al mundo profesional español. Los hombres de fútbol enarbolaron la bandera de la humildad, de gastar menos de lo que ingresaban y consiguieron sanear y convertir al club en sociedad anónima. Pasaron los años y el equipo fue creciendo poquito a poco, tuteando a algunos de los históricos de primera y demostrando, que la humildad y la austeridad, podían mantenerse en Segunda.
Tras esos años, los hombres de fútbol pensaron que una plantilla plagada de jugadores cedidos, con algún futbolista de renombre para la categoría, la podría seguir manteniendo. También pensaron que dar mando en plaza a un gerente casi dictatorial, que pretendía enseñar cómo informar, cómo fichar, cómo anunciarse en el campo y cómo hacer bien las cosas, podría conseguir mantener la unidad de los primeros años. Pero los hombres de fútbol cometieron el error de creerlo, y el equipo descendió a Segunda B.
Los hombres de fútbol construyeron un proyecto con jugadores de renombre en esa categoría para volver a ascender y no acertaron. La temporada siguiente dieron un golpe de timón y volvieron a acertar: los hombres de fútbol devolvieron al Huesca dos años después al fútbol profesional, con la firme intención de no cometer los errores que les llevaron a descender. Y los hombres de fútbol, aunque sufrieron, mantuvieron la categoría y al año siguiente, se ilusionaban con algo inédito en Huesca: pelear por ascender. Los hombres de fútbol acertaron y el Huesca volvió a entrar en la historia jugando el ‘play-off’ de ascenso, que no consiguió, pero sacó de su letargo a los descreídos como yo, que creían que pensar tan alto no era posible.
La pasada temporada, los hombres de fútbol se superaron a sí mismos. Sin nombres relevantes al inicio de la temporada, abofetearon a la cátedra que desde el inicio no daba al Huesca como favorito para pelear el ascenso directo. Tuvieron calma en los momentos complicados, y consiguieron con sus acciones y decisiones, escribir la mejor página de la historia del club: ascender a Primera. Los hombres de fútbol confiaron la planificación, el estreno y la temporada en Primera, a un equipo técnico que mezclaba la inexperiencia y la inactividad, y confiaron en que la columna vertebral del equipo en Segunda, encabezara el proyecto tan ilusionante en Primera.
Los hombres de fútbol consiguieron con las decisiones pasadas, que 7.000 personas se abonaran a un proyecto ilusionante, dejando a unos cuantos fuera del proyecto aunque les hubiera encantado abonarse. Tras 3 meses de competición, los hombres de fútbol miran la clasificación y ven a su equipo colista, muy colista, con carencias terribles en todas las zonas del juego, con una alarmante falta de pegada en área rival, y con una candidez de párvulos en área propia, aunque unos cuantos futbolistas, se dejen la piel en intentar que no suceda eso. Los hombres de fútbol tienen trabajo: primero haciendo autocrítica, reconocer en lo que han fallado y enmendar todo lo posible, para intentar mantener la categoría, o al menos, pelear por ello.
Deben mantener intacta la ilusión de una gente, que hace pocos meses rozaba el cielo con las manos, y ahora se pregunta, porqué el agua se le escurre entre los dedos sin que pueda hacer nada. Los hombres de fútbol aciertan, y también se equivocan. Ahora más que nunca, es tiempo de acertar, de dejar atrás sentimentalismos y agradecimientos por lo realizado hace poco tiempo, y pensar en intentar, sin perder la cordura, mantener algo que tanto ha costado y tan difícil resulta.
Los hombres de fútbol nunca o casi nunca han gastado más de lo permitido, pero han acertado mucho más que errado, así que los hombres de fútbol deben actuar con urgencia, los necesitamos.