Raúl Sanllehí, nuevo en Zaragoza, prefiere los atajos a los discursos. Busca socios donde otros verían enemigos. Mantiene a Forcén y es un apéndice de Jorge Mas Santos, al que solo se le ha visto en la ciudad desde la distancia. Sanllehí, por su parte, ha decidido encargarle a Miguel Torrecilla el papel de mayordomo. Y, en secreto, le obliga a deshacer lo que él mismo hizo hace una temporada. En apenas dos semanas, debe liberar una masa salarial ingobernable, con multitud de fichas de relleno. Solo así podrá proyectar una plantilla ambiciosa, que ha cambiado las pomadas de Torrecilla por “los puestos altos” de Carcedo.
Sanllehí elige lugares muy concretos para sus comparecencias. Y de momento, parece más cómodo ante un atril que en las ruedas de prensa. Su ponencia del martes tuvo tres puntos claves: un límite salarial muy similar al de la temporada pasada, su apoyo casi incondicional a Miguel Torrecilla y la proyección de que hoy se presentará la campaña de abonados. Solo el último de los anuncios parece ilusionante. Y lo es por una razón principal: se sospecha que la renovación de Iván Azón irá de la mano de un eslogan ya escrito en la firma de Francho Serrano.
El Zaragoza y su campaña
“Lo mejor está Porvenir” será la frase que resuma una nueva campaña de abonados. El juego de palabras se explica por sí mismo: es una alusión a la nueva propiedad y a una cantera inagotable. Recuerda inevitablemente a los primeros versos de Suave Seda, escritos por Kase O: “Lo mejor es lo que queda por venir / ¿Quién de los que estáis hoy aquí se va a rendir?”. Casualidad o no, también la segunda rima se emparenta con “Zaragoza nunca se rinde”, uno de los lemas más repetidos por el club en la última década.
Los primeros movimientos del director general refuerzan su idea de preservar la cantera. Pero la parálisis en materia de fichajes ya ha empezado a agotar a una afición que esperaba algo distinto de este verano. Los más suspicaces creen que la compraventa es un mero cambio de piel, al que se le añade, además, una poderosa diferencia. Ahora, para conocer lo que sucede en el Real Zaragoza hay que escuchar la voz rota de Raúl Sanllehí o tomar un puente aéreo hacia Miami.
Los límites de Sanllehí
En un mercado tan lento, marcado por las urgencias, Sanllehí no puede ser el Sanllehí que había sido siempre. Acostumbrado a acudir a las negociaciones con la cartera llena, en Zaragoza tendrá que hacer pequeños y grandes malabares. Por eso elige a Torrecilla como consejero. De él valora su austeridad y su conocimiento de la categoría y le adjudica el papel de servidor y de paragolpes.
El Real Zaragoza vive un estado raro, de calma tensa, próximo también a la decepción en algún sector de su público. No hay grandes movimientos y los nombres del verano se dispersan sin terminar de cuajar. Un meme sirve para definir la fotografía actual del Zaragoza. A las puertas de La Romareda, un aficionado enseña un cartel que acaba de diseñar: “Hoy tampoco hay fichajes”.