Del mismo modo que el refranero popular dice que una flor no hace primavera, aún a riesgo de ser pretenciosos podríamos afirmar que muchos partidos malos marcan una peligrosa tendencia. Una vez más, y otra en casa, el equipo volvió a dejar muy malas sensaciones.
Otra vez un inicio prometedor, con intensidad, presión y voluntad de ir a por rival y otra vez también una sensación de inconsistencia alarmante.
Otra vez aguas en defensa, con errores en la salida de balón, la anticipación, la marca y la concentración (Pulido casi se queda sin derbi por otro ataque de incontinencia).
Otra vez aguas en el centro del campo, Kelechi Nwakali le da vigor y movilidad, pero se desordena muy fácilmente y Seoane no está. Ninguno de los dos ocupa defensivamente la zona del 6 que ha de socorrer a los centrales, que es por donde vino el primer gol.
Otra vez aguas arriba, donde un Pitta voluntarioso lo intentó, pero no puede perdonar la clara ocasión que tuvo. Y con la entrada de Gaich las ideas ofensivas se redujeron a intentar poner balones al área . Por cierto, creo que nuestro mejor centrador es Marc Mateu, y juega en la banda izquierda. Anótenlo para la siguiente y carguen el juego por su lado si quieren hacer eso.
Otra vez aguas desde el banquillo. Tanto por parte del entrenador, no entendí el cambio de Juan Carlos, que no es santo de mi devoción pero para mí fue el mejor de la primera parte, como de casi todas las sustituciones que saltaron al campo.
Demasiadas aguas para un equipo que aspira a estar arriba. Bueno, demasiadas aguas salvo donde debería haberlas.
No es de recibo que en un partido a casi 30 grados en el bar de general en el minuto 60 ya no queden ejemplares del líquido elemento. Y no es la primera vez.
En una grada en la que afortunadamente cada vez se ven más niños, cuídenlos, por favor. No son solamente clientes potenciales para la compra de camisetas.