El Real Zaragoza se marcha vapuleado del estadio El Molinón con una derrota ante el Sporting 4 goles a 0. Un partido en el que el resultado lo dice absolutamente todo, donde el equipo de Víctor Fernández ha sido claramente inferior a los asturianos desde el primer minuto.
Como ya pasara ante el Mirandés, Oviedo, Málaga y en otros tantos partidos de esta temporada, el Real Zaragoza salía dormindo al terreno de juego. Apenas dos minutos tardaban los rojiblancos en inaugurar el marcador por medio de Isma Cerro. Tras una pérdida absurda en el centro del campo, Manu García hacía lo que quería con la defensa y le dejaba el gol a su compañero.
Un Real Zaragoza con 5 defensas… hasta el minuto 30
Víctor había cambiado de planteamiento y salía con tres centrales: Clemente, Grippo y Atienza. El suizo se encargada de arruinar el plan al recibir su segunda cartulina amarilla en el minuto 30 con una falta a Manu García. Una acción en la que hay poco que se pueda escudar en el arbitraje, la amarilla es evidente. Aitor García anotaba el segundo antes del descanso y ya quedaba todo dicho.
Por delante quedaba todavía la agonía de aguantar sobre el césped una parte entera. El Real Zaragoza no demostraba ganas de competir ni ánimos de creer en la remontada, algo que obviamente estaba muy cuesta arriba con un jugador menos. Pero de ahí a la apatía generalizada que mostraba el equipo hay un trecho.
Nieto había salido por Kagawa al inicio de esta segunda parte. El nipón sigue lento y lejos de su mejor versión que deslumbraba a principio de temporada. A mitad de la segunda parte, Álex Blanco y Linares sustituían a Soro y Luis Suárez. El colombiano se muestra demasiado aislado arriba sin un compañero como Dwamena a su lado.
Álvaro Vázquez se venga
Aitor García anotaba el segundo en su cuenta particular en una jugada que el Sporting mareaba como quería a la defensa zaragocista. Para más inri, el ex zaragocista Álvaro Vázquez anotaba su primer gol de la temporada definiendo en el mano a mano ante Cristian Álvarez. Lo celebraba levantando los brazos en señal de victoria ante los abucheos de la afición zaragocista desplazada.