Tras la eliminación copera a manos del Villarreal, aprueba nuevamente el Huesca en una competición que le está dando alegrías en las últimas temporadas.
Fran Mérida en El Alcoraz contra el Villarreal | Foto: ABCTras el espaldarazo que supuso la meritoria victoria en Mallorca para avanzar de ronda, y la pizca de suerte para quedar exento en la siguiente, una nueva pizca más de suerte y un equipo europeo en el sorteo para engrandecer un poco más el palmarés copero de los azulgranas, y un digno final para un equipo que estuvo vivo en la eliminatoria durante muchos minutos.
A las buenas sensaciones que en la ida dejó el debut de Anquela, se sumó un buen resultado, corto para visitar a un equipo superior, pero esperanzador por tener, aunque fuera por algunos minutos, la sartén por el mango para el pase a octavos. Al margen de las discusiones que el sistema de Anquela pueda crear, con 5-3-2, 3-5-2 o 4-2-3-1, el Huesca estuvo siempre con demasiados hombres detrás del balón, y le costó mucho crear juego y peligro, en parte porque la manija en el medio campo no era la más adecuada para ello, y porque los centrales se empeñaron en abusar del balón largo y nadie era capaz de interceptar los pases.
Un Villarreal con más suplentes que titulares se hizo dueño del balón, y si no se fue con la eliminatoria sentenciada al descanso fue por un inmenso Whalley, que hace fácil lo difícil pero luego decepciona en cosas relativamente sencillas. Obligado a ir a por el partido, Carlos Calvo dejó su sitio a Figueroa. Si el primero pasó desapercibido, no les digo nada del canario, que al menos ayer, estuvo muy lejos de apuntar nivel para entrar en una rotación en la delantera.
El Huesca cambió el chip y estuvo cerca del empate. Luego, y a pesar de que el Villarreal hizo méritos más que sobrados para ganar el partido, el colegiado se encargó de amargar la noche con dos decisiones erróneas, penalti y gol en fuera de juego, que “casualmente” volvieron a perjudicar al Huesca. Soldado todavía no se cree que validaran su gol y tras esto, el Huesca se rindió ante la evidencia e hincó la rodilla con honra en El Madrigal.
“Démosle tiempo al tiempo”
Tras el partido siempre me asaltan dudas o preguntas que afortunadamente puedo compartir con los lectores. ¿Qué explicación tiene que un jugador como Carlos Calvo, que todo el mundo coloca fuera del Huesca en enero jugara ayer 45 minutos? ¿Cómo es capaz Whalley de sacarse de la manga paradas antológicas ante el Villarreal el Oviedo o el Almería y hacer tan poco en jugadas tan simples como fueron por ejemplo los dos goles del Mirandés? ¿Realmente Moya y Figueroa son mejores delanteros que Mainz para que el de Sádaba sea la cuarta opción en el ataque? ¿Va a seguir el Huesca insistiendo en que sus carrileros sean extremos llegadores cuando su perfil está más diseñado para el ataque que para la defensa?
A la primera, personalmente me parece una broma de dudoso gusto. La segunda, es una incógnita que se hace mucha gente y que sólo el tiempo dirá donde se colocará el meta azulgrana. La tercera, es una negativa tan evidente, que sólo Anquela parece opinar distinto a lo que parece; y la cuarta, el tiempo y los resultados dirán si es o no una buena opción.
En la corta trayectoria de Anquela en el banquillo, siguen quedando incógnitas, pero la imagen y los resultados van sosteniendo a un equipo que parece levantarse del golpe en forma de mala racha recibido en noviembre, y que encara el nuevo año con retazos de equipo nuevo y distinto a lo que estábamos acostumbrados a ver. Démosle tiempo al tiempo.
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