Lunes 29 de julio. 11:00 horas. Optimismo entre el zaragocismo e ilusión ante la nueva etapa que se abre con la aprobación de la Junta para que César Alierta se convierta en máximo accionista del Real Zaragoza.
Jueves 1 de agosto. 12:00 horas. El fichaje de Pep Biel por el Copenhague es una realidad. El Real Zaragoza y el club danés alcanzan un acuerdo para el traspaso del futbolista que se hace oficial unas horas después.
Tres días. Poco más de 72 horas ha durado la ilusión en torno a la nueva etapa accionarial del Real Zaragoza. Alierta, al que tanto debe el club en el aspecto económico, comienza su andadura como mandamás zaragocista de la peor manera: deshaciéndose de lo poco valioso que sigue teniendo el Real Zaragoza. Y ese valor no es otro que su patrimonio futbolístico. Esos jugadores que han crecido profesionalmente dentro del club y que tienen esa identidad tan difícil de encontrar en el fútbol actual.
La venta de Soro (aunque este año se quede cedido) ya era suficiente castigo para una afición que quiere sentirse reflejada con los jugadores que llevan la camiseta sobre el terreno de juego. Ante la pobreza deportiva de las últimas temporadas, al menos es de agradecer que alguien sobre el césped sienta la pasión blanquilla como lo hacen quienes están en la grada.
La venta de Biel: Alierta prima lo económico
Biel, a pesar de no ser aragonés, es otro firme exponente de esos jugadores del filial a los que la afición siempre quiere en su equipo. Tonteó con el Mallorca, pero todo quedó en nada. Y cuando Víctor Fernández confiaba en tenerle como uno de los máximos referentes de la próxima temporada… llegó la sorpresa.
Una operación fulminante, rápida. Un acuerdo logrado en tiempo récord que descoloca todos los esquemas de la dirección deportiva y la planificación técnica. Una venta solo ideada desde la más pura perspectiva económica. El gesto serio de Víctor Fernández, en las fotografías recogidas por Heraldo de Aragon tras el amistoso ante el Calahorra, lo dice todo. Llegaban malas noticias. Y han tardado menos de 24 horas en hacerse oficiales.
Biel se va. Cinco millones llegan. La cifra es admirable. Nada que reprochar en lo económico, pero ¿cuál es el valor de la identidad de un equipo? ¿Hasta cuando seguir apostando por ventas que devalúan la planificación deportiva para seguir siendo un equipo deportivamente cada vez más pobre? Alierta ha tomado ya su primera medida en el Real Zaragoza. Y desde luego, en lo deportivo, no podía haber sido más impopular.