ZARAGOZA | La escena de la rueda de prensa de La Romareda mostró a un Víctor Fernández agitado, en pleno estado de angustia. El técnico se secaba el sudor con la mano, como si maldijera no haber cogido una servilleta para calmar el calor de la batalla. Su equipo había empatado gracias a un arrebato de Iván Azón. El canterano creyó más que nadie en sus posibilidades. E hizo suyo un balón sin dueño, en un gol que sirvió de aliento.
El equipo había estado durante muchos minutos al borde del KO y en esa imagen de Víctor parecían visibles algunas de las secuelas. El Elche, al que elogió de un modo desmedido, le había perdonado la vida al Real Zaragoza. Y la recuperación llegó en una jugada aislada, en una acción que define a Iván Azón. El delantero está hecho de fe y de coraje, de puro corazón. También todos sus goles.
Con el canterano se cumple una regla escrita en las últimas temporadas. Al inicio de curso se le asigna el papel de revulsivo, el lugar de un suplente. Se fichan primas donnas, goleadores con cartel o sin él, que llegan dispuestos a marcar todos los tantos que a este equipo le faltan. Y ya sabemos cómo acaba el relato. Azón acaba siendo el delantero titular, el salvador del equipo. Y la historia ofrece un denominador común: todos eran mejor que él hasta que Azón demostró lo contrario.
Víctor Fernández defendió a Sinan Bakis en su comparecencia: “no estamos para eliminar futbolistas”. Pero la realidad es que Bakis se ha eliminado por su cuenta. En sus últimos dos partidos ha perdido casi la mitad de los balones que ha tocado (14 de 33 ante el Levante, 9 de 20 frente al Elche). Lento, siempre ha parecido un futbolista derrotado, incapaz de cambiar su suerte.
Ese muro invisible lo ha derribado de nuevo Iván Azón, en una cadencia que se repite temporada tras temporada. Víctor Fernández acierta, incluso cuando tiembla o se equivoca. El técnico anunció hace tiempo que el Real Zaragoza iba a sufrir mucho para alcanzar la permanencia. Y en la previa del duelo proyectó también la respuesta a los problemas: el corazón debe llegar dónde no llegan el fútbol o las piernas. Todas sus premisas se cumplen y en esa descripción encaja como nadie Iván Azón: “Iván ha jugado con pasión. Y con pasión siempre estás más cerca del éxito”.