ZARAGOZA | Iván Castillo acaba de despedirse del Real Zaragoza, después de 13 años en La Ciudad Deportiva. Integró una generación ganadora en División de Honor Juvenil y fue el mejor acompañante de Francho Serrano en aquel grupo, casi un mediocampista total. En los cuatro años siguientes jugó más de 100 partidos en el Deportivo Aragón, pero se quedó a las puertas del debut oficial en La Romareda. Aún así, no hay rencor en su mirada, solo gratitud y la impresión de que hizo todo lo que estuvo en su mano para lograrlo.
En sus últimos días como zaragocista, dejó su último servicio: colaboró en la permanencia en Segunda RFEF en una dura eliminatoria frente al Coria. En los días siguientes, vivió un carrusel de emociones que resume en esta amplia entrevista. Hoy, mira al futuro con ilusión y repasa unos recuerdos que solo pueden ser zaragocistas.
Las últimas semanas fueron duras, pensaba en los trece años que he estado aquí. Me da mucha pena irme de La Ciudad Deportiva, me llevo amigos que son para toda la vida
¿Cómo se dice adiós al equipo que te ha hecho futbolista?
Durante unos meses no supe mi futuro. Se me acababa el contrato y no sabía lo que podía pasar. Las últimas semanas fueron duras, pensaba en los trece años que he estado aquí, en la pena que me iba a dar irme. Viví los últimos días más a fondo, como si quisiera darme cuenta de todo lo que me pasaba. Cada vez que volvía a La Ciudad Deportiva era especial. Me da mucha pena irme, soy zaragocista y siempre va a ser el club de mi vida.
Empezamos por el otro lado de la historia, por tu llegada al Real Zaragoza. ¿Cómo recuerdas ese momento?
Me acuerdo mucho de cuando me llamaron a casa. Lo cogió mi madre y me dijo: “¡Qué son del Zaragoza!”. Me volví loco y di mil saltos por el sofá. El primer día estaba nervioso, no sabía lo que me iba a encontrar. Hubo un detalle que jugó a mi favor. Nos ficharon a cuatro compañeros de Helios y coincidir con ellos lo hizo todo más fácil. El primer día no hablas mucho, pero lo observas todo. Después te vas soltando y te acabas llevando de La Ciudad Deportiva amigos que son para toda la vida.
¿Ha cambiado mucho el niño que llegó respecto al que eres ahora?
En lo personal siempre he sido bastante parecido. Futbolísticamente cambias en cada etapa de formación. Al principio juegas por diversión, no estás pendiente de si vas a vivir de ello. Cuando llegas a juvenil, te planteas que se ha caído gente por el camino y que tú sigues aquí. Hicimos un gran año y después de eso llegué al filial. En ese punto piensas que puedes dedicarte al futbol. Es un crecimiento progresivo, muy paulatino. En mis primeros años, era un mediocampista más posicional. Jugaba más de 6 y ahora he acabado siendo más un interior de ida y vuelta, un 8.
A Iván Martínez se le nota muchísimo que ha jugado a fútbol. Sabe lo que va a pasar dentro del campo, lee cada fase del juego. Emilio Larraz y Javier Garcés son más parecidos, más de la vieja escuela. De todos he aprendido algo y todos me han marcado a su manera.
¿Qué entrenadores te han marcado en ese desarrollo?
En Helios hicimos un buen grupo. Siempre ha sido un equipo humilde, nadie esperaba que pudiéramos estar entre los buenos. Me acuerdo de entrenadores como César Giménez y Miguel Sevil, que me llevaron cuando era más pequeño. Después, Miki Álvarez me marcó mucho: me tenía muy en cuenta y me gustaba mucho su manera de ver el fútbol. A partir de juveniles ves lo que es el fútbol de verdad. Allí entrenadores como Iván Martínez, Javier Garcés o Emilio Larraz te hacen ver la realidad de este deporte. Me llevo un gran recuerdo de todos ellos.
Los tres tienen conceptos similares pero matices muy distintos…
Exacto. A Iván Martínez se le nota muchísimo que ha jugado a fútbol. Sabe lo que va a pasar dentro del campo, lee cada fase del juego. Su forma de gestionar los tiempos del partido es espectacular. Emilio Larraz y Javier Garcés son más parecidos, más de la vieja escuela. Fútbol directo, evitar los errores, pero también se nota su experiencia como entrenadores en categorías importantes como Tercera o Segunda B. De todos he aprendido algo y todos me han marcado a su manera.
Los triunfos en juvenil fueron inolvidables. Nuestro equipo era muy fuerte, sabíamos adaptarnos a cada tipo de partido. Gracias a La Liga y La Copa de Campeones pudimos jugar una competición internacional en La Romareda, algo muy difícil de imaginar. Es una sensación inexplicable, que nunca podré olvidar.
Tu carrera en formación no se entiende sin los títulos que llegaron en juvenil. Da la sensación de que ha pasado mucho tiempo y a la vez muy poco. ¿Cómo recuerdas el año en el que fuisteis los mejores?
Lo recuerdo como si fuera ayer, lo tengo muy presente. Al mismo tiempo, pienso que han pasado cuatro años y eso en fútbol es muchísimo tiempo. Fue un momento inolvidable, increíble y muy difícil de repetir.
¿Qué tenía aquel equipo de especial?
Teníamos a Iván Martínez de entrenador. Sabía jugar muy bien cada tipo de partido, se adaptaba a todos los rivales. Yo veía que nuestro equipo era muy fuerte y confiaba en el grupo. No nos importaba enfrentarnos al Barcelona y que ellos tuvieran el balón: pensaba que no nos iban a hacer daño. En otro tipo de encuentros, sabíamos tener la iniciativa. Nos adaptábamos muy bien a las dos cosas. Teníamos mucha capacidad de sufrimiento y si era necesario sabíamos controlar el partido sin balón.
Los triunfos en Liga y en La Copa de Campeones os llevaron a La Romareda en la Youth League…
Fue una experiencia increíble. Yo he sido aficionado y he ido a ver al Zaragoza desde siempre. Pensaba: “ojalá algún día pueda jugar aquí”. Que ese día llegara en una competición internacional, era muy difícil de imaginar. Si me lo llegan a decir un año antes, no me lo hubiera creído. Entonces marqué uno de los goles que más recuerdo, de cabeza, y sirvió para cerrar la eliminatoria. Es una sensación inexplicable, que nunca podré olvidar.
Me hubiera gustado tener alguna oportunidad con el primer equipo. He ido convocado pero no he debutado en partido oficial. Eso es una decepción. Creo que algún compañero más de esa generación podría haberla tenido, pero no dependía de nosotros.
¿Crees que el club ha sido del todo justo con esa generación ganadora?
Tenía claro que con el año que hicimos, iban a llegar oportunidades para algunos. A veces, que te llegue la ocasión depende de muchas situaciones: de las lesiones, del punto de forma, de la plantilla del primer equipo. A mí me hubiera gustado tener alguna ocasión más. He ido convocado pero no he debutado en partido oficial. Creo que algún compañero más también podría haberla tenido, pero no dependía de nosotros.
En estos años en Zaragoza han jugado futbolistas que estaban claramente de paso. La afición os veía como algo nuestro y a algunos no os han dado el derecho a equivocaros…
Me hubiera gustado tener la oportunidad. También a otros. Poder ver si estábamos para el primer equipo o no.
¿Qué supone para ti haberte quedado a las puertas?
Es, un poco, una decepción. Ojalá hubiera tenido algún minuto en todas las convocatorias en las que he estado. Es verdad que debuté en una pretemporada, pero me ha faltado estrenarme en partido oficial. Por otra parte, esa circunstancia es algo que me invita a mejorar. Lo que voy a hacer es trabajar por si algún día puedo volver y jugar con el primer equipo.
Ojalá algún día pueda volver al Real Zaragoza. Soy zaragocista desde la cuna y jugar en el equipo de tu vida es lo mejor que me podía pasar.
A pesar de que te estás yendo, ¿todavía te gustaría volver?
Obviamente. El Zaragoza me lo ha dado todo. Para un zaragocista como yo, desde la cuna, jugar en el equipo de tu vida es lo mejor que puede pasar. Ojalá algún día pueda volver, pero en el fútbol se abren puertas más allá del Real Zaragoza.
La cantera está a la orden del día por muchos motivos: el Zaragoza quiere proteger su talento y, al mismo tiempo, muchos integrantes de la misma generación os vais del filial…
Yo llevaba ya cuatro años en el Deportivo Aragón y me esperaba esta regeneración del filial. Por edad, tanto a mí como a Javi Hernández se nos acababa esta época. Creo además que los chicos del juvenil han hecho una gran temporada y los que vengan de fuera, también ayudarán. El filial del Real Zaragoza siempre es un buen sitio para estar.
El final de tu camino coincide con las eliminatorias por la permanencia en Segunda RFEF. ¿Cómo se afronta una despedida con un reto deportivo tan importante?
Cuando llegamos al último partido de liga, pensaba que podía ser el último. Caímos en play-out y tuvimos que jugar dos partidos más. Esa sensación de despedida se alargó dos semanas más y no lo vives como algo esperado. Quizá eres más consciente después, con los dos partidos que tuvimos que jugar. Si llegamos a perder, yo tampoco me lo hubiera perdonado. Aproveché cada momento al máximo y disfruté del día a día. Y en Coria logramos el objetivo.
Javi Hernández siempre ha demostrado lo que hay que hacer por un equipo y por un club. Entramos juntos a La Ciudad Deportiva y nos hemos ido a la vez. Sé que vamos a ser amigos para siempre. En el juego, Alberto Soro es el compañero que más me ha impresionado. Recuerdo que el control era su mejor regate.
Tu despedida ha coincidido con la Javi Hernández ¿Qué significa él para ti como compañero?
Entramos juntos a La Ciudad Deportiva y nos hemos ido a la vez. Hemos coincidido casi una vida y siempre hemos congeniado muy bien. Sé que vamos a ser amigos para siempre. Como capitán siempre ha demostrado lo que hay que hacer por un equipo y por un club. Es un ejemplo de zaragocismo.
¿Quién ha sido el compañero que más te ha impresionado en el juego?
Alberto Soro. Coincidimos en mi segundo año de juvenil y él estaba en su último. Recuerdo que el control era su mejor regate. Era espectacular, lo hacía todo bien. Siempre que la jugada pasaba por él, mejoraba.
El testigo de vuestra generación se mantiene con cuatro futbolistas que sí han tenido regularidad en el primer equipo. Con Francho Serrano has compartido tiempo y un lugar en el campo…
Francho fue mi compañero en el medio cuando logramos la Liga y la Copa de Campeones. Es un chaval muy humilde y sobre todo muy zaragocista. Siempre ha tenido un comportamiento muy profesional y no se lleva mal con nadie. Algún día será capitán del Real Zaragoza.
De los que se quedan en el filial, ¿hay algún jugador que te haya impresionado de una forma especial?
Creo que todos tienen futuro y potencial. Pablo Cortés tiene una zurda buenísima. Tiene uno de los mejores golpeos de balón que he visto. Borge es un defensa extraordinario: yo he visto cómo secaba a Ansu Fati, puedo dar fe de eso. Guillermo Acín es un portero espectacular. Pero creo que además de los tres que te he nombrado, todos pueden dar el salto.
Al final de esta temporada, he visto un Real Zaragoza distinto, que nos da esperanza para el año que viene. No creo que el de Juan Carlos Cordero sea un equipo de cantera. Por lo que he visto miran más la experiencia, los años en Segunda División. Y esa posibilidad también está bien, se trata de dar con la tecla y acertar en tus apuestas
Pau Sans es el último descubrimiento ¿Cómo has visto su irrupción?
En el primer equipo lo he visto muy bien. Ha tenido personalidad y descaro. Es un chaval con un gran futuro, es juvenil y tiene mucho recorrido por delante. Si ya es bueno ahora, con el margen de progresión que tiene y con todo lo que va a mejorar, creo que en él hay un delantero que hay que tener muy en cuenta.
¿Cómo ves el Real Zaragoza ahora, con una propiedad distinta?
Creo que se han hecho bien las cosas este último año. Veo un equipo que mejora, que va dando pequeños saltos. Esta temporada hemos tenido mucha mala suerte con las lesiones. Al final vi un equipo distinto, con más capacidad, que nos da esperanza para el año que viene.
¿Crees que con Juan Carlos Cordero el Zaragoza que viene será un equipo de cantera?
Por lo que he visto, miran más la experiencia en la categoría, los años en Segunda División… Esa posibilidad también está bien, la cuestión es dar con la tecla y acertar en tus apuestas. Y ese acierto puede llegar a través del mercado o con los chicos que vienen desde abajo.
La medida de cantera del Real Zaragoza me parece bien y mal al mismo tiempo. Creo que hay que proteger el talento de otra forma. A lo mejor el incentivo tiene que llegar de otra forma: económicamente, pero sobre todo, con oportunidades deportivas
Hace justo una semana el Zaragoza reformuló su cantera con un compromiso escrito para los futbolistas de cantera y sus familias, ¿Qué te parece a ti esa nueva medida?
Me parece bien y mal al mismo tiempo. La directiva está formando a unos jugadores para el futuro y tiene derecho a intentar que se queden. Pero sí que es verdad que a lo mejor ese incentivo tendría que llegar de otra forma. Creo que se trata de premiar al jugador para que se quede, económicamente, pero sobre todo con oportunidades deportivas, como subir una categoría más. No sé si pagar una multa para los que se vayan es la mejor solución. Creo que hay que proteger el talento de otra forma.
¿Y ahora qué? ¿Qué posibilidades manejas para tu futuro?
Aún no lo sé, estoy barajando opciones en Aragón y fuera de aquí, pero cerca. Me queda un año de universidad y aún no me planteo irme de España. Tengo alguna oferta interesante fuera de Zaragoza y otras de equipos aragoneses.
¿Qué te ha enseñado el fútbol?
Lo que he aprendido en el fútbol me va a servir también para la vida. El trabajo, la lucha diaria. Estar pendiente de un entrenador, de hacerlo bien, de demostrar… Eso es una lección que te da el deporte. Es algo que yo siempre he tenido muy presente: trabajar todos los días para conseguir lo que quieres.
¿Cómo resumes tus años en el Real Zaragoza?
He sido un privilegiado. He estado 13 años en el club de mi vida. Me siento un verdadero afortunado. Me ha servido para darme cuenta de que tengo que ser agradecido. He visto otros amigos y compañeros que se han caído en el camino y que no han podido disfrutar tanto. Siempre me he sentido muy querido y valorado en el Real Zaragoza. Por mucho que estos días haya tenido que decir adiós.