Jaime Castrillo hace historia al convertirse en el primer sub 23 altoaragonés en participar en una cita mundialista. Ha sido en Doha, un oasis en el desierto sin tradición ciclista alguna. Sporthuesca.com se ha puesto en contacto con el joven ciclista jacetano para conocer de primera mano su experiencia mundialista.
No ha sido un Mundial cualquiera, tal vez porque era en la desértica Doha. Y tampoco ha sido un Mundial cualquiera porque hasta allí se desplazó Jaime Castrillo (Jaca, 1996) con el grueso de la selección española. El joven escalador del Lizarte había sido convocado por Pascual Momparler como escudero de Iván García Cortina, la principal baza a jugar por el combinado nacional en un Mundial destinado a resolverse al sprint. Así, por primera vez en la historia un ciclista altoaragonés sub 23 era de la partida en una cita mundialista. Y ya se sabe que por lo general allí se congregan los mejores.
La experiencia comenzó con un tedioso viaje al que no están acostumbrados en estas categorías, pero los recursos con los que cuenta la RFEC y sobre todo, el viajar con los profesionales, lo hace todo más ameno. Ya aterrizados todo sorprende, desde las infraestructuras hoteleras hasta la temperatura: “Una vez allí nos alojamos en un hotel de cinco estrellas bastante lujoso, como la mayoría de los hoteles de la ciudad. Lo bueno de llegar bastantes días antes es que te puedes ir aclimatando a los casi 40 grados de Doha”. Y eso a mediados de octubre y sin ola de calor de por medio.
Quedaban unos cuantos días hasta la competición, por lo que las jornadas se aprovechaban para entrenar y acostumbrar al cuerpo a esfuerzos largos en unas condiciones de altas temperaturas impropias de un final de temporada: “Los sub 23 entrenábamos con los profesionales, acompañados siempre por coches de la federación para asistirnos y para avituallarnos de agua porque a los cinco minutos de tenerla en el bote era más caldo que agua”. Esos entrenos se extendieron hasta las cuatro horas algún día, para bajar el tiempo y la intensidad según se le acercaba a cada uno la competición. Entrenos que llevaban a visitar el desierto árabe al grueso de la selección. Y también La Perla, una especie de pequeño Manhattan catarí bajo cuyo skyline se resolvería la suerte de estos mundiales. Todas esas horas junto a los Erviti, Castroviejo, De La Cruz y compañía le descubrieron un grupo humano cercano: “El trato con los profesionales tanto entrenando como en el hotel fue siempre muy bueno, puedes hablar con ellos como con cualquier otro compañero. Al principio te pueden parecer de un mundo diferente al tuyo pero al fin y al cabo son personas normales y corrientes como tú”. Lo que viene a confirmar el buen ambiente que reinaba en la concentración de la selección española en Catar. No había grandes capos, ni tan siquiera opciones de hacer algo brillante, así que tal vez eso ayudó a crear esta atmósfera de la que pudo disfrutar Castrillo.
Y por fin llegó el día de la carrera. La estrategia pasaba por proteger lo máximo posible a Cortina para jugar su baza en una más que hipotética llegada masiva. Para eso Jaime Castrillo iba a ser uno de los primeros en sacrificarse: “Mi función concretamente era la de desgastarme al principio en favor de Cortina y los otros compañeros que tendrían que acompañarle en la parte final, intentando que fueran bien colocados y protegidos”. Con el mercurio disparado también se incluía el hidratar bien a sus compañeros. Había dos boxes de avituallamiento pero pese a ello “tuve que bajar dos veces al coche a por bidones para evitar al máximo el peligro de caída en los boxes”. Una pequeña avería le separó del pelotón pero tuvo arrestos para volver a la disciplina del grupo y ponerse a tirar de nuevo para echar la fuga abajo. Como resultado llegada masiva en la que Cortina consiguió un valioso séptimo puesto, dejando un agradable sabor de boca en el equipo: “Nos salió una gran carrera a nivel de equipo ya que todos ayudamos de una manera u otra a que Cortina consiguiera un meritorio séptimo puesto”. No le falta razón, el llano y soso Mundial de este año para nada se adaptaba a las características de los nuestros, por lo que el resultado final no es que sepa a gloria pero algo se le aproxima.
En un plano ya más personal, Jaime Castrillo valora muy positivamente su paso por Catar y por la disciplina de la selección: “Aunque haya sido en Catar y no tenga una gran cultura ciclista (poco público, circuito poco atractivo…) sigue siendo un Mundial y para mi fue una experiencia muy bonita ya que no todos los días puedes correr carreras de este nivel y con estos rivales, además de ser una gran oportunidad para seguir aprendiendo y formándome como ciclista”. Pero no todo salió a pedir de boca, y es que el de Jaca echó de menos la presencia de su amigo y antiguo compañero Jorge Arcas. El ciclista de Sabiñánigo había aparecido en la preselección de Mínguez pero desgraciadamente al final no fue seleccionado para Doha, y es que en palabras de Castrillo: “Me hubiera gustado compartir esta experiencia con un amigo como es Jorge Arcas, que tras estar preseleccionado para el Mundial al final no fue incluido en la lista de profesionales”, para continuar comentando algo que todos tenemos en mente “sólo estar ahí ya es un premio a su gran temporada pero seguro que en los próximos años tendrá más ocasiones de poder entrar en esa selecta lista”.
Tras la competición y hasta el regreso a casa, a Castrillo aún le quedaron unos días para disfrutar de la majestuosidad de Doha, pedaleando por sus interminables avenidas y estirando este sueño lo máximo posible, un bonito sueño que al despertar del mismo le lleva a “agradecer a mecánicos, auxiliares y técnicos de la selección todo el trabajo que hacen para que no nos falte de nada, ya que es una función que nunca se ve pero que es imprescindible para los ciclistas”.
Ahora la temporada ya ha acabado para todos. Toca descansar primero y después volver a los entrenamientos por las carreteras oscenses, para Castrillo, para Arcas y para los demás. Ese es el camino para que en los próximos años haya más altoaragoneses en los mundiales de ciclismo.