ZARAGOZA | Jair Amador está cerca de renovar su contrato con el Real Zaragoza. El central portugués, básico en los últimos cursos en La Romareda, extenderá su vínculo con el equipo aragonés las dos próximas temporadas. Se especula también con que habrá, de mutuo acuerdo, opción a una siguiente.
Según las informaciones, en las que El Periódico de Aragón avanzó la primicia, las cifras que pasará a cobrar el portugués superarán los 300.000 euros, el salario de un central casi indiscutible en la categoría. La noticia, como casi todas las que rodean al Zaragoza, ha generado división de opiniones, una controversia fundada, con argumentos para todas las partes.
Los que creen que la renovación del portugués es un error consideran la edad del futbolista un factor diferencial: Jair Amador tiene 33 años. Su fútbol se entiende desde la experiencia, el conocimiento del juego y de la categoría, pero sobre él pesa una sospecha: nunca será más jugador de lo que ya es.
Considerarle una pieza básica en el sistema defensivo propone algunas grietas en el juego. Nunca destacó en la salida de balón y en los últimos tiempos ha mostrado más defectos a campo abierto, especialmente visibles en su duelo ante Rubén Castro. Ninguno de esos dos factores se corrigen ni con la edad ni con el tiempo. Hay otro elemento clave que juega en su contra: se sospecha que Jair no puede ser el central que lidera un proyecto hacia el ascenso. El problema no puede ser solo suyo, pero basta remitirse a las pruebas más recientes: en las tres temporadas que ha estado en el Real Zaragoza, el equipo peleó por evitar el descenso.
Las virtudes de Jair Amador
Una parte de la afición considera que el central tiene el valor de una certeza. Asentado en Zaragoza, conoce la presión de La Romareda y su entorno. Es un defensor de área, puro, que domina el fútbol aéreo y la estrategia. Poderoso en el duelo individual, no hay que olvidar que Jair ha marcado dos goles claves en la temporada y que ha sido una amenaza para el rival en otras tantas ocasiones.
En la faceta defensiva, es un central ideal para un contexto muy concreto. Cuando el Zaragoza se agrupa en su área y el rival busca el centro lateral, Jair Amador es el salvador necesario, el mejor dedo en el dique. Se siente cómodo a través del contacto con el rival y si le acompaña un central con piernas, domina el enfrentamiento directo, férreo también en el duelo frontal. Conoce los secretos de la competición y posee la jerarquía suficiente para tener el respeto de compañeros y rivales, para hacer que mejoren los centrales que juegan a su lado.
Hay quienes creen que la renovación de Jair supone afianzar al mejor de todos sus rascacielos. Otros piensan que lo que verán del central nunca será mejor de lo que ya han visto. La firma admite un debate amplio, una controversia que nunca acaba.