El derbi más trascendental de la historia del fútbol aragonés se le escapó al Real Zaragoza en el último instante del partido. A la temporada del equipo dirigido por Víctor Fernández no le podían salir peor las cosas, pero esta noche se ha demostrado que sí. El gol de Javi Galán en el 94 ha sido un durísimo palo para el ánimo zaragocista que ha dejado escapar un ocasión única de encarrilar el ansiado ascenso.
El paso de los minutos confirmaron las intenciones que se esperaban de Víctor Fernández para el día de hoy: un Real Zaragoza replegado en busca de rápidas transiciones defensa-ataque. Con la única novedad de Kagawa por Burgui en banda izquierda, el Zaragoza salió con un 4-3-3 que en defensa se convertía en el reconocible 4-4-2. El talentoso mediapunta asiático volvía a gozar de la confianza del mister.
A diferencia de los anteriores partidos, los locales empezaron presionando a la zaga oscense para provocar posibles errores. Una de esas presiones provocó una amarilla para Mikel Rico a los cuatro minutos. Unos primeros minutos de alto voltaje que se fueron sosegando a medida que los locales le cedieron el esférico al Huesca. En ese momento, los blanquillos se posicionaron en un bloque bajo para cerrar cualquier espacio. Sin embargo, y como viene siendo habitual al inicio, la línea defensiva zaragocista no se mostró lo fiable que requería el inicio de partido, y Okazaki en el minuto 7, en un barullo en el área de penalti, a punto estuvo de anotar el primer tanto del derbi.
El Zaragoza mantenía el plan establecido y en momentos puntuales dio su resultado, enseñando las costuras defensivas del Huesca. Con Suárez en la lanza de ataque y Soro de escudero, las transiciones mañas se confirmaron como la más rápida y cómoda forma de hacer daño. Incluso, Kagawa al cuarto de hora mandó el balón al fondo de las profundas redes de La Romareda. En fuera de juego, claro.
Un guión predefinido
El guion estaba definido antes de comenzar el choque. El Zaragoza se vio inferior que el Huesca durante casi toda la primera parte. La mayor de las preocupaciones fue defender los numerosos centros del Huesca, que en general fueron repelidos por los centrales zaragocistas. Sin embargo la pasividad mostrada en numerosas ocasiones por los jugadores de banda, tanto Delmás y Nieto, como Kagawa ayudaron a los centrados rivales. Principalmente el nipón, que a penas ayudó a su lateral en la tarea de frenar los envenenados centros de Pedro López.
Con el Huesca en campo rival, en el minuto 25 Atienza se confió en exceso a la hora de pasar el balón hacia atrás y a punto estuvo de causar varios infartos en Zaragoza cediendo un peligroso balón atrás. Para más inri, siete minutos después, otra vez el defensa cordobés facilitaba con un rechace a Mir, que se encontró solo ante Cristian. No obstante, pecó de lentitud y la defensa llegó a tiempo. El Huesca se crece ante un tímido Real Zaragoza
El Real Zaragoza apenas causaba peligro y el Huesca se crecía. Fue entonces cuando llegó la ocasión más clara del partido con un soberbio testarazo al larguero del corpulento delantero del Huesca, Rafa Mir. Otra vez precedido de un centro sin oposición alguna.
A partir de ahí, como si de un bofetón se tratase, los de Víctor Fernández espabilaron y jugaron sus mejores minutos, coronados con una clarísima ocasión de Kagawa. Una magnífica triangulación entre Delmás, muy sereno durante la primera parte, Suárez y el nipón, acabó con el disparo fuera del 23 blanquillo.
Loca segunda parte
En estas circunstancias se llegaba a la segunda parte, que prometía espectáculo. Con los mismos que al inicio, el discurso futbolístico del Zaragoza seguía su curso: repliegue atrás y una presión mucho más coherente y productiva que al principio. Tras una falta a destiempo, salía del campo un desentonado Soro por Burgui antes de la hora de juego.
El Yamiq se apuntaba un gran remate de cabeza que no cogió portería pero que a punto estuvo Kagawa de rematar en segunda instancia. Tras un tímido disparo desviado del recién entrado Eugeni, el Zaragoza comenzó a rugir y tuvo contra las cuerdas durante unos buenos cinco minutos. Durante la segunda parte, el equipo del león se sintió superior.
Pasado el minuto 63, llegó la más clara para el Zaragoza: el palo estropeó el remate del cafetero Suárez con su pierna izquierda tras un buen desmarque al hueco. El Huesca sufría más que nunca y el Zaragoza se hacia notar sobre el campo, con Torres haciendo de hombre escoba y con Guti con el equipo a la espalda. La posesión se igualaba a falta de veinte minutos para el final dotando al partido de mayor verticalidad. Por su parte, El Yamiq se erigió como un gigante en su área, cortando todo objeto esférico que pasara a su lado. Imperial.
Dos minutos antes de la pausa de hidratación, Víctor decidió cambiar a Puado por Kagawa y de esta forma debutase tras la pandemia. Aun así, muy erráticos en los pases tanto maños como oscenses. La pausa por hidratación les vino de perlas a todos. La cabeza pedía una cosa pero las piernas ofrecían otra. El partido se convertía en una batalla por sobrevivir. Los ataques cada vez gozaban de menos veneno y el empate sobrevolaba en el ambiente.
El Zaragoza agoniza
Bajo estas condiciones, Burgui y Puado entendieron que debían ser ellos los que dotasen de frescura al equipo y de sus botas agonizaban las últimas ocasiones del Zaragoza. De una falta lateral provocada por Burgui y botada por Eguaras, Atienza, con la máscara, se sacaba un remate con la frente que a un metro de la portería se marchaba desviado. Clarísima en el 80.
El Zaragoza tenía que refrescarse ante las internadas del Huesca y Víctor Fernández decidió dar entrada a Linares y James por los colombianos del equipo, un fatigado Torres y Luis Suárez. Todo esto para afrontar los cinco minutos de prolongación.
El partido moría, el empate se daba por bueno pero el derbi no iba a acabar sin goles. En el minuto 94, Javi Galán anotaba, tras un despeje de Cristian Álvarez a tiro de Mir, el gol de una agónica victoria oscense. El gol se impregnó de intriga por el VAR que revisó una posible falta de Pulido, el último hombre del Huesca en ese momento, sobre Puado, pero no hubo nada ilegal según el árbitro y el gol subió al marcador.
Jarro de agua congelada para el Real Zaragoza que veía como el empate les daba un enorme colchón de cara a final de temporada, pero que ahora siente más cerca que nunca a una heroica SD Huesca.